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viernes, 25 de noviembre de 2011

© Poniéndole los cuernos a la poesía (Relato: "Un mal día")



Nota del autor:

Poniéndole los cuernos a la poesía 

Hace unos días en “Náralit” (Tilarán al revés) pegaron ráfagas huracanadas, nada extraño si el significado de “Tilawa” (su voz indígena) significa “tierra de aguas y vientos”. Así es, amigos: de noviembre a marzo aquí puede uno alzar vuelo al infinito... De pequeño tantas veces fui arrastrado como un papel en cualquier esquina; y esto, siendo niño, era una diversión más grande que visitar Disneylandia. Pues bien: estando en mi pequeño negocio de pulpería vi pasar por la acera a un hombre flaco y alto, tal vez de uno con noventa o más, iba arrasado por esta fuerza natural que tanto amo, parte de mi terco espíritu de viento. Hice un poema, mas no me salió, y en vez de él les presento este relato, construido a partir de un poema malogrado. Relatos como éstos (que parecen periodísticos por mi formación académica) guardo decenas en el disco duro de mi ordenador. Ahora, no sé porqué, se los echo para que vean mi pobre narrativa y cómo soy de infiel a la poesía que en mí es antipoesía, género del cual no deseo desprenderme nunca. Pido disculpas de antemano y dejó también enlace de un relato de ficción (ficción posible –no es fantasía, propia del Cuento-, porque experimenté esos acontecimientos: la pintora y poetisa española Carmen Molins sabe que es así) “La fuga cuántica”, publicado el pasado abril: http://poetafrankruffino.blogspot.com/2011/04/la-fuga-cuantica-relato-de-la-vida-real.html


© Un mal día
(Relato)


No pase, “Irene” abate. El singular y llamativo rótulo destacando esas grandes letras rojas de advertencia, y clavado en un pórtico de las primeras casas del pueblo, le anunció que algo extraño sucedía, y, en efecto, empezaba a inquietarse aunque ya era tarde para tomar cualquier decisión, y el hombre alto, de anatomía de palmera, cruje por la calle, apenas si avanza sosteniéndose de las paredes, de las desvencijadas cercas, de los oscilantes automóviles estacionados a punto de convertirse en aplastantes y descontroladas moles de acero, de perros sin amo, aullantes y moribundos, de resbalosos hidrantes a chorro vivo, de los retorcidos y cortantes filos de las señales de tránsito que tan inútiles y venidas a menos le parecen en estas aciagas circunstancias: Stop, Ceda el paso, Vire a la derecha, Vire a la izquierda…. El energúmeno trataba de agarrarse de cualquier objeto, mas, a pesar de su denodado y espectacular esfuerzo por mantenerse en pie, el desprevenido pobre diablo rueda exangüe, tragado y triturado poco a poco por una convulsión de materiales y rastrojos en la húmeda calzada blanca e inasible.
Por vez primera entra en pánico, y sacando energías de lo más hondo de su ser pide socorro, clama sollozante por la salvación de su vida… Nadie sale a su encuentro, nadie ve ni puede oír nada, parece no haber humanos tras las ventanas y puertas apuntaladas con gruesos maderos y anchas planchas de playwood protegiendo los cristales y cualquier otro acceso de las viviendas, asediadas a esta hora por miles de proyectiles de todos los tamaños y formas concebidas potencialmente fatales.
Las desquiciadas campanas ahogan sus alaridos de espanto y agonía, y sus notas siniestras se le antojan de funeral aunque ningún parroquiano las mueva en esa maltrecha torre roja a punto de desintegrarse ladrillo a ladrillo; ya nadie vive ni parece existir, todos han hecho igual a las ratas que presintieron el desastre inminente y corrieron despavoridas lejos de la superficie a resguardarse del clima demencial y mortal, allá, en el corazón de las profundas alcantarillas de aguas negras, en los pozos abandonados, en los hoyos de muerto abiertos en el cementerio…
El ensimismado excéntrico ignoraba la noticia. Sustraído del mundo por elección propia, carecía de los medios básicos para darse por enterado: ni radio, ni teléfono, ni televisor, ni internet…, ni familia, ni amigos... Imposible avisarle lo que acaecería en su hogar aislado del pueblo entre el espeso monte de la altura. Arribó puntual a la Calle del Comercio a adquirir los víveres del mes, y al voltear para mirar un cielo de espesas nubes negras amenazantes cayó en cuenta que estaba inmerso en el centro de una descomunal tormenta, pero ya era muy tarde, muy tarde para regresar y muy tarde para apelar a un buen samaritano. Horas después, y conseguida la calma, yace inerte en un inmenso vertedero de disímiles escombros reunidos por el vendaval, con los ojos y boca desmesuradamente abiertos en un último rictus de espanto.

© "Un mal día". Frank Ruffino. “Náralit”, 22 de noviembre de 2011


miércoles, 23 de noviembre de 2011

© Pesadilla




Oh, tocan la puerta,
pulsan el timbre,
gritan mi nombre…
pasan a los puños
y de ellos a las patadas,
terminan derribándola
y escucho sus crecientes
pasos de pelotón
bien conformado
para el asalto.
Ante la puerta
de mi habitación
silencio sepulcral.
Golpean quedamente:
“¿se puede, se puede señor?”
“Qué me queda!”, digo esperando
la lluvia de plomo,
“Una carta”, me dice un amable
y tímido hombrecillo blanco.
Le doy las gracias
emocionado, el cartero
se marcha. Abro la misiva
con creciente curiosidad
y leo unas condolencias.
Luego aúllo al enterarme
del muerto, y torna lo dantesco:
pulsan el timbre,
gritan mi nombre…
pasan a los puños
y de ellos a las patadas,
terminan derribándola,
escucho sus crecientes
pasos de pelotón
bien conformado
para el asalto,
sigilosamente
se acercan a mi ataúd,
comentan: "qué pena!",
"lo siento mucho",
"no era tan viejo",
"seguro su carácter irascible",
"el licor, "el vicio de la mujer"…

Nadie da en el blanco
ni el parte de defunción;
solo al final, cuando
ya todos se van
y a punto de cerrar la caja,
una enigmática dama de negro
atina con los versos de Leopoldo: 

"Solo es hermoso el pájaro
cuando muere destruido por la poesía".


Náralit, 21 de noviembre de 2011.


© "Pesadilla". Del texto inédito: "Náralit" (Poemas y Antipoemas).

Ilustración para esta entrada: lienzo “El pájaro muerto” de Stoune (450 x 338).

lunes, 21 de noviembre de 2011

© Cofre del Hombre




a Daniel Quirós-Cruz

Árbol en cuyo único brazo
cuelga una soga
y puedo elegir entre ella
y el fruto solo a su lado.

Desierto
de matorrales,
áridas miradas
de tristes muertos íntimos.

Poblado de ideas nacientes
en viejos hombres,
y de ideas murientes
en niños hombres;

así atajo colmado
de ideas en cada grieta,
mas, como advertía padre de niño,
carezco de la acción en cada brazo.

Equilibrista
saltando sobre las rocas del río,
y su grito espanta,
otras su calma alienta.

A veces habito
en un espacio desconocido
donde veo clarear las noches
y oscurecer los días.

"Náralit", 18 de noviembre de 2011.

© “Cofre del Hombre”. Del texto inédito “Náralit” (Poemas y Antipoemas).

viernes, 18 de noviembre de 2011

© Tarde de escalas y recuentos



a la poetisa Marian Raméntol Serratosa

Las hojas dispersas con poemas
de todos los tamaños.
Solo escucho el reloj,
y aunque no parezca, el silencio
de las otras cosas es atronador.
Cada cierto tiempo mi músculo rey
produce arritmias etílicas. Un aroma
de carne asada invade el barrio
y ante este primitivo estímulo
mi estómago lanza un aullido lastimero.

Desde la contraportada del libro
el poeta me mira como si el retratado
fuera yo. Es del otro bando: el whisky
y los cigarrillos lo despacharon
mucho antes de este mundo.
¿Diez años menos? Cosa insignificante
para él a quien le importaba un pito
el tiempo y los relojes.

Ahora estoy solo en mi vida,
aunque los lloriqueos del pequeño Octavio
me sobresaltan cada cierto tiempo
a pesar de estar a cuarenta kilómetros
de mi cuerpo. Ese es el costo,
todo lo demás es ganancia: nuevamente
la paz entra en mí y el ave de la poesía
comienza a aletear, a rehabilitarse
tras cuatro años de tullida en un rincón
de la casa. Dejo un momento el escritorio
y voy hacia la heladera, unos metros
más allá de mi habitación, y saco
otra botella. Este recorrido
lo he hecho seis o siete veces
desde las dos de la tarde y ya son
las once de la noche. Ya no quedan
más botellas llenas; asumo en mi
obnubilada cabeza, y lo lamento,
que no haré más este glorioso periplo:
tras el último trago me echaré en la cama,
pondré la mente en blanco 

y sucumbiré al sueño.

Por ahora sigo encendido como una vieja
radio que ya nadie logra descifrar.
Los latidos del reloj suplantan
a los de mi corazón:
creo estar infartándome
pero esta noble máquina
de cuarenta y cuatro años
empieza a estornudar.
Si cayera muerto sobre mis poemas
bien podrían interpretarlos
como las cartas de un suicida.

Ya en la cama hago recuento
de los clavos del techo.
Y antes de capitular mi vigilia
logro completar cuatro pensamientos:
si Júpiter fuera una naranja
la Tierra aparecería junto 

a él como la retina de mi ojo;
y si el Sol un balón de futbol
Júpiter simple canica;
mas el Sol al lado de Antares es este .
Y yo a la par de todo
el hombre invisible.

****
Del texto inédito: ©" "Náralit" (Poemas y Antipoemas).
Nota: este texto lo publiqué aquí hace casi dos años.

martes, 15 de noviembre de 2011

© ¿Cuál es el mérito?


"Infinidad", de la pintora y poeta Carmen Molins.

Mi mérito consiste
en la rara habilidad
de sacarle punta al viento,
en calcular las estrellas
de tu cielo esta misma noche.

Tu mérito consiste
nada más en creer en ti
al ser altas las horas
con tambores sonando
sobre el techo de la casa
y a nadie pides ayuda
ni dices oraciones,
solo con tu cruz de vino
por delante.

Al amanecer las aves
gritan tu nombre,
entonces duermes
y aún así te preguntas
cuál es el mérito.
***************
Nota: este poema lo publiqué aquí hace casi dos años. Mi amiga "Auroraines" desde esas fechas destaca en su blog parte de este texto.
(©Del texto inédito de 2009 "Aire en celo")

lunes, 14 de noviembre de 2011

© Las aves te creen un dios sin mirada

                                                      El escritor Alexánder Obando Bolaños


a Alexánder Obando

Las aves te creen un dios sin mirada
pero que espanta donde
se encorvan los hombres
a hacer sus milagros.
Hay en ti algo de vela dormida,
veleta cruz inmóvil,
pero si los volados supieran
que eres el señor más bueno
de tantas semillas,
si supieran que pueden
hasta anidar en tus bolsillos secretos
y hacer atalaya de tus brazos
hacia acá y allá en horizontes,
si supieran tu boca enmudecida
y tus manos sin respuesta
y tus pies imposibles,
entonces el hombre te cogería
por tus retazos y te echaría de su trigo
y él mismo extendería sus brazos
hasta ser el dios incomprensible del espanto!


***

(Del libro ©"Fingida lágrima", Editorial Sociedad Editora Alquimia 2000, 2003).

martes, 8 de noviembre de 2011

© La mariposa eléctrica

 


La mariposa eléctrica danza sobre mi cabeza
en la oscuridad de la habitación.

El poeta de cuerda jamás la atraparía
con un colador,
solo en honor de la mariposa eléctrica
le haría un poema:

Luz alumbrando mi desdicha,
si abro la celosía te irías de mí
y en este sepulcro amargo
hasta mi nariz perdería su cuerpo.

Nada escribo: ni la mariposa eléctrica
ni la libélula de cuerda me inspiran un poema.

El fresco haciendo las veces
del firmamento en mi techo
no tiene reales seres
y hasta los mosquitos cuelgan de móviles
y pican con alfileres sustitutos.
Madre robot me trae,
en sus rígidos brazos brillantes
y duros, los espaguetis ordenados.
Padre robot hace arreglos en el tejado,
el perro robot ladra a los seres
de carne y hueso que se detienen
a curiosear por los resquicios de la valla:
ver este mundo perdido
en pleno centro de sus vidas
es algo exótico.
Devoro los fideos lengua de pájaro.
Enciendo la tv y nada es cierto.
Seguidamente despierto en el programa
de la una en punto y veo desde el aparato
que rocky dejó una gracia
de negro aceite en mi sábana.
Una tormenta me saca del aire
y reconvengo a la mascota de lata.

La mariposa eléctrica danza sobre mi cabeza
en la oscuridad de la habitación.
El poeta de cuerda jamás

la atraparía con un colador,
solo en honor de la mariposa eléctrica
le ha escrito este poema.



***
© La mariposa eléctrica.  Del texto inédito: "Náralit" (Poemas y antipoemas).

domingo, 6 de noviembre de 2011

© El circo en la ciudad



Cirque. George Pierre Seurat, 1891.


La vida no es sueño, es circo (Frank Ruffino)

Otro tipo de paraíso violento...
A Alexánder Obando, con amistad


Ha llegado el circo
y se ha instalado
en las afueras de la ciudad.

Dentro de esta carpa azul
(anuncian en el rótulo)
todo es posible, pero estos
niños descreídos
ya no son para
el circo, están aparte
del niño mío todavía
en espera de la magia
(levitar en el punto
más alto del arco iris
suele ser espectacular).

Tampoco sus enanos
son como antes:
alertados por la Red están
tristes por no alcanzar
la estatura reglamentaria
y les ronda siempre
el suicidio mientras
todos se desternillan
por ser tan excepcionales.

A los payasos,
por más pintura,
se les nota la pena:
negra, erizada,
llena de quejidos
verdes como el moho.

En el circo la selección
natural es aplastante:
el más fuerte, el más ágil...
Y a las extrañas criaturas
se les deja para la burla
y el asombro.

El hombre de los tres ojos
se fija en mí.
Operarse el remanente
sería su ruina,
mejor desde la urna cotempla
con más seguridad
esta realidad pervertida
y con su infortunio
hace rico al empresario
dueño de esta jungla
de excentricidades.

Prometen que el espectáculo
será a prueba de aburridos.
Apagan la luz
y aparece una luna
en cuarto menguante,
después se hace
la noche sola
e irrumpe una bestia
sin clasificación zoológica
que un gitano cazó
en los montes
yermos de Tenerife.
Es barbuda y pequeña
y por su suerte de boca
blasfema una feroz mujer.
Fabulan que comía azufre del Teide
y de vez en vez bajaba
al mar extasiándose porque
era lo que amaba.
Nadie creería que una bestia
así sea tan llorona,
pero es que la tienen toda
reducida a perpetuidad.

En este circo hay
intentos de tigre
con recuerdos de elefante
y vislumbres de oso.
Realmente todos son sombras!

Una mujer de dos metros diez
es la novedad esta temporada.
En la intimidad de la carpa
todos saben que el más
pequeño la frecuenta
con asombroso éxito.
(Porque dentro del circo
hay otro circo
que el espectador
ni siquiera intuye).

Y están corriendo
las apuestas:
unos aseguran
que los genes de este
amago de macho
prevalecerán,
otros se inclinan
por la giganta.
Son nueve meses para
que unos pocos acumulen
una pequeña fortuna
y habrá expectación
a ver cómo evoluciona
la nueva adquisición del circo.

Después, por uno u otro motivo,
seguirán corriendo las apuestas
en este extraño mundo nómada.
****

© Del texto inédito "Náralit" (Poemas y antipoemas). Frank Ruffino, texto inédito, 2003.

Nota: este texto va aquí en su segunda edición a petición de una amiga que hasta ahora lo descubre, en ésta, mi bitácora electrónica de poesía. La primera edición fue en marzo de 2010 y cosechó muchas lecturas y varias decenas de comentaristas dejaron su impresión, en cuenta el dedicado, el escritor  y poeta Alexánder Obando Bolaños.

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