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lunes, 30 de agosto de 2010

© Al natural



Despierto en mitad de un prado

como un viejo pastor de antaño:

por techo únicamente el cielo,

la alta yerba de cama...

y una confianza infinita

en los elementos!

El aroma silvestre del monte

invade mi rostro a las primeras luces del día…


Las seis pulsa el distante campanario

y miro allá abajo el lago;

al otro lado el pueblo blanco de niebla

aún duerme la mañana.


¡Verdes y amadas colinas de Náralit

que me pierden!

Inmerso en un aguacero

que ha durado toda la madrugada

sobre mi inconmovible sueño

de vinos y pena.


Ahora intuyo espíritus de los bosques cercanos

pendientes de mi ser

(mientras esta alma vagaba en otros mundos)

que alejaron la jauría de coyotes
deseosa de engullir entre sus fauces comunales

mi cuerpo espléndido y vigoroso.


Quito todas mis ropas,

las escurro y tiendo sobre una roca

abiertas al incipiente astro;

luego las dispongo

de nuevo en su sitio

y marcho caminando a casa

sin reprocharme nada.



***

© Del texto inédito: “Náralit: poemas y antipoemas”. “Al natural”, sábado, 28 de agosto de 2010.

Foto: colinas de Tilarán ("Náralit"), vista al lago Arenal. Abajo: otra vista desde este mismo punto. Al fondo el volcán Arenal activo desde 1968, y a su lado el cerro Chato, coloso dormido que alberga en su antiguo cráter un lagito misterioso. Algunos datos para que se hagan una idea de este cuerpo de agua llamado lago Arenal, pues había mucha arena, pero de la que se usa en el sector de la construcción: se extiende casi de mi pueblo -a 4 k su orilla más próxima- a lo largo de 35 kilómetros hasta llegar a las faldas del volcán Arenal (es casi como un larguísimo gusano: su máxima anchura es entre 3 ó 4 kilómetros aprox. Muchas veces lo he cruzado nadando. Por carretera, de mi pueblo hasta el volcán se dilata dos horas y media en un recorrido 65 kilómetros. Así que es un lago respetable).


El volcán Arenal en una toma más cercana. En 1968 era un cerrito -actualmente está casi a 2000 metros sobre el nivel del mar-. Tenía entonces tres años, y cuando explotó mató a 100 personas en Pueblo Nuevo y murieron miles de animales. Mi madre canaria se asustó tanto que convenció a mi padre manchego irnos a vivir a Tomelloso, en Ciudad Real, ahí estuvimos siete meses, luego en Tenerife, en la tierra de ella. Finalmente regresamos a "Náralit" en 1969, para sufrir un terremoto en abril de 1973, el mismo día que se mató el gran cantante Nino Bravo; yo cumplía ocho años de vida.

viernes, 27 de agosto de 2010

© Papelito blanco bailaor



Papelito blanco bailaor,

secuestrado por este chiflón

con el poema apenas escrito

y si acaso le vi perderse

barrido con las mariposas.


Y nadie lo recogerá

de insignificante que era,

y quedarán sus versos

perdidos de los ojos

y de las almas pálidas…


Ahora no sería dable reescribirlo,

no sería el mismo,

resultaría otro canto en recordatorio

de aquel -pobre mía

y carente memoria poética-.


Papelito blanco bailaor,

cosmonauta por instantes

de seres zigzagueantes,

homenaje al viento, al olvido,

a los insectos de este

pujante estrella verde y fresco

para los mansos.


En el próximo aguacero

se consumirá

y con éste el poema

letra por letra extinguirá

y fundirá con la tierra.


Esa, precisamente,

la suerte de mi alma.


***


© Del libro inédito: "Náralit: poemas y antipoemas" de Frank Ruffino.

lunes, 23 de agosto de 2010

© Cosas que pasan…



Este día ha pasado la lluvia,

la gente, muchas cervezas heladas

por mi garganta,

tres o cuatro cosas extrañas por el cielo…

y solo he quedado

en este banco azul mirando

como todos acomodan sus vidas,

cada quien en su casa.


Al dar el hierro oxidado de la vieja torre

las 12 media noche,

el último ser, un gótico de esos,

pasa frente a mí y en vez de un buenas noches

pone sus ojos en blanco

y se evapora entre la niebla de esta hora fría;

y aquí me pasaré la madrugada

en pueblo que no es el mío,

a 200 kilómetros de mi confortable

cama de cedro, pues, como siempre,

este invento diabólico del bar

me sigue perdiendo en tiempo y espacio.


En cinco o seis horas sonreiré impertérrito

cuando los primeros pájaros

empiecen a padecer y poco a poco se activen

las venas del mundo y por alguna

de ellas encontraré el modo de regresar

y completar este difícil círculo vicioso

que elegí desde hace un cuarto de siglo.


****

© Frank Ruffino, del texto “Náralit, Poemas y Antipoemas”, 21/08/2010.

sábado, 21 de agosto de 2010

© Si no fuera por la espera de esta lira…



Si no fuera por la espera de esta lira

qué aburrido transcurrir!
Caería a simple buey trapichero nocturnal

mirando un cielo tan vacío

como los ojos del ausente;

ave con ala rota

en pantano sin término,

pluma de oro enterrada por un niño iletrado

y ajeno al poder y maldad

que influye el deslumbrante;

anillo nupcial de diamantes

por despedida de solteros

perdido en el retrete

-mal presagio-;


brújula extraviada en cuello de ciego,


altavoz en cuello de mudo,


Ipod de última generación en cuello de sordo,


visón silvestre en cuello insensible

de que ahora están en peligro

de extinción los visones.


Si no fuera por la espera de esta lira

ya estas fáciles venas tendrían

su tiempo de ciega

o preferiría disecarme al sol

frente al mar de las flacas dudas;

tomaría mi fusil

y en la noche amagaría a los astros

para que se retracten…


***

© "Náralit, Poemas y Antipoemas", Frank Ruffino, 14/08/2010.

Ilustración: Pintura "Orfeo".

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