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sábado, 28 de enero de 2012

Larga vigilia de geografías gastadas



Larga vigilia de geografías gastadas,
oscuridad y luz en altas horas
sobre los sueños de las almas
cuando perciben al ángel,
y en tus manos revolotean
las aves negras del poema
desatando las cosas.
Sin pedir nada a cambio
asimilas la incursión del silencio,

enhiesta dimensión
salirse por sus bordes,
quizá de un límite blanco
arribar al limbo hasta nuevo aviso
porque el tiempo no fue hecho verso:
a su sima van en procesión
las metáforas,
persistente siega
precipitando savia de tus ojos.

Suplicio expectante sin causa aparente
para al fin comprender
el porqué de las cosas,
la palabra, la esencia,
tan pequeña que yace
entre los ojos:
en ese lugar habita la señal
de tu ser
que han pasado por alto.

“Náralit”, domingo 22 de enero de 2012


Del poemario inédito “Náralit” (Poemas y Antipoemas). 

lunes, 23 de enero de 2012

Indulto en siega



SER alguien digno en el sueño
manda la voz y sigo sin entender.


Despierto cuando ya nadie desea vivir
y por medio de la calle
transita ella grande y amarilla
que dice ven, ven,
hay hambre insaciable en mis entrañas.


Entonces me doy agua
en los ojos por haber gastado
las lágrimas desde antes de nacer,
y esa mujer, que asciende
de la ciudad quieta,
hasta se conduele: acaricia mis alas,
comprueba el lamento
de estos huesos que marimban la tristeza;
palpa el tránsito lento de la sangre
en este amasijo de sierpes en atasco.


Ser alguien digno en el sueño
manda la voz, y nada entiendo;
ella sigue en su comercio nocturno
con las estrellas y el viento
en busca de más huesos
para alargar su infinito collar de cuentas.


Náralit, 21 de enero de 2012


Del texto inédito: “Náralit” (Poemas y Antipoemas)

lunes, 9 de enero de 2012

© Autorretrato con preguntas finales


a Blanca Miosi

Desnudo sobre el lecho,
cavilo en nada
más allá de este ser.
Sin más afán que enfocarme
en mí mismo
doy un vistazo general a mi cuerpo
que recién ha cumplido
sus 46 años: musculoso,
sin grasa sobrante… aún joven.

Torso ancho cubierto de fino
y delicado vello,
pegadas a ambos
lados de mis hombros
dos ramas iracundas
movidas siempre por el viento
y en intentos de asir algo
ajeno al deseo,
abdomen llano
que fácilmente deja ver
su sistema muscular
en que las ninfas
echan sus fichas
en reales tardes de hastío
sumido yo en la inconsciencia
absurda del vino;
más abajo, eternamente 
al sur de mi rostro
y a medio camino de este ser,
él y sus apostados guardianes:
prominentes, salvajes,
todavía en espera 
de incontables batallas,
desyerbados de su cáscara
como frutos dispuestos
en una larga mesa
de ávidas comensales
que han creído estar solas
en espera del premio;
piernas largas y fuertes,
de abultada anatomía,
pies grandes, preparados
al rápido escape cuando
caen en el fango,
transitan nieve o arena,
o simplemente diseñados
para errar sin descanso
por esta tierra calcinada
de almas reprensibles.

¿Dónde habita la poesía
en esta máquina perfecta
del desasosiego,
crispada por la duda
y ansiedad,
tratando cada día
y cada noche
de gastar la energía pura
que escapa de su piel,
la fuerza primigenia
del sol, el aire,
la tierra, el misterioso
poder del agua?

¿Dónde la poesía
o lo que se le parezca
en este cuerpo
que en pocos años
será pasto de gusanos,
y tristes sus huesos
no darán fe de uno que fue
hecho y derecho
para el amor y la guerra?

¿Dónde un verso,
siquiera una línea antipoética?

¿Dónde yacen mis desafiantes
alas de ángel, dónde ellas
sobre interminables reinos de la piel?

¿Dónde en estos agrestes territorios
que obreros de un oscuro sino
dejarán en pila de escombros?


****
© “Autorretrato con preguntas finales”, 29 de junio de 2011. Del texto inédito “Náralit” (Poemas y Antipoemas).


Nota: este poema apareció aquí originalmente en junio de 2011. Superó los cincuenta comentarios. Hoy se los comparto.

martes, 3 de enero de 2012

© Una noche especial (A dos años del terremoto de Haití)


"El grito", de Edvard Munch", 1910.



Amigos y amigas de Costa Rica y el mundo:


En esta madrugada azotó un viento en "Náralit" que demencial es poco para describirlo. El chubasco endemoniado colisionaba contra este vapuleado pueblo y por momentos pensé iría a hacer añicos el cristal de mi habitación y buena cuenta darían este homínido bajo la cobija como un avestruz.


Así el clima. A las 03:30 fui a la cocina a desayunarme, cinco horas antes de lo normal. Puse en un gran plato promocional de la Coca Cola Company el pan integral que orneé la pasada tarde del domingo -como de costumbre-, saqué de la heladera el frasco con mermelada de arándanos enteros, regalo de una buena dama de estas tierras, Café 1820 con el concurso de la imprescindible leche de soya, jugo de naranja natural... y chupulún todo "pal tanque" -para el estómago-. Luego retorné a la cama a tratar de conciliar el sueño, cosa que a los cinco minutos advertí no lograría. Algo rondaba en mi mente: "enero 2012, enero 2012", repetían algunas neuronas mías con necedad e insistencia, y zas, Eureka! Nada debía encontrar tipo Santo Grial, dar con el Arca de la Alianza ni menos ubicar mítico El Dorado por estos rumbos mesoamericanos, ni resolver acertijo ni ecuasión matemática alguna o encontrar la suprema química para trasmutar el barro de mi solar en oro...No, estimados y queridos amigos, solo recordé que estábamos por estos días conmemorando los dos años del fatídico terremoto de Haití. Así dirigí estos pasos sonámbulos hacia el escritorio en busca de mi bitácora electrónica, y volví a publicar el texto "Una noche especial", escrito un día después de ese gran seísmo de consecuencias trágicas que no terminan para esa isla caribeña. Con ese poema solo pretendo recordar la precaria situación humana en Haití; es únicamente la entrada para no olvidar esa región del mundo que hoy por hoy requiere con imperante urgencia -valga decir- de la ayuda económica y solidaridad del mundo.


Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,


Frank Ruffino.


© UNA NOCHE ESPECIAL


Sumido mi enero 
en una noche de copas,
gotas amargas,
para variar
la rocola tartamuda,
llego al tope del crédito, 
me petrifico en la tele:
un país pierde doscientas 
mil almas en pocos 
segundos de baile
pero nadie se dará cuenta 
hasta el otro día. 

Ahora la gente baila,
la gente ríe, la gente es mala, 
las putas toman medidas urgentes
poniendo todo en baratillo, 
mientras aquí el viento 
apenas joroba todo.
Entonces marcho a casa 
y enciendo una candela,
saco de la nevera 
el arroz, lo como frío;
con razón siento 
latigazos en el vientre,
trato de aplacarlos 
acabando una cerveza 
en dos tragos,
desde el cuarto de mi madre 
nerviosos rezos,
los perros del barrio 
se han vuelto lobos,
y nada asoma por el cielo, 
ni luna ni estrellas,
solo nubes vertiginosas 
traspasan este pueblo
y son puñales fríos y siniestros.
Por las paredes 
y el techo del largo pasillo
mi sombra gigante y temblorosa
es una macabra marioneta;
al fin llego a la habitación,
pego el cabito de vela en el suelo,
me echo la manta sin desvestirme
pensando en el fin del mundo,
que este año será Iván, Hitler,
Rasputín, Osama y Obama,
Ahmadinejad; 
seguro hasta Ortega
nos declarará la guerra en un inédito
arranque de estupidez…

Echado en medio del limbo
no puedo pensar en Dios,
“Dios no existe” 
aunque a madre
las oraciones 
la durmieron dulcemente,
la linterna entre sus manos 
aún encendida,
los lobos blasfeman, 
el cielo sin luces,
las nubes de Damocles 
fugadas de un Hades lejano
sitian el pueblo…
Como sé que esto va a durar
concilio el sueño, 
nada sueño, 
y quiero no despertar mañana.

****
Del texto inédito "Náralit" (Poemas y Antipoemas). Enero 2010.

Nota:


Este texto lo escribí un día después del aciago terremoto de Haití, hace apenas 24 meses. La víspera, por la noche, en "Náralit" pegó, como de costumbre en esta época del año, un viento huracanado, el fluido eléctrico se cortó por varias horas, cayeron rótulos de los comercios... Salí del bar y marché a casa pensando en ese escueto avance noticioso visto en Canal 7 de Costa Rica que solo hablaba de un gran seísmo en esa parte del mundo. Como si mi pueblo fuera un "termómetro", o la bola mágica de un adivino, en virtud del clima infernal, me dije antes de dormir: "seguro fueron cientos de miles de víctimas, tratándose de lugar tan miserable como es ese país caribeño". A la mañana siguiente me di cuenta de la noticia en detalle y comprobé y deploré, mis funestos pronósticos. 


El poema ha aparecido tres veces aquí. Esa reiteración es para no olvidar esta tragedia humana sin término.


Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank Ruffino

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