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martes, 26 de octubre de 2021

Pequeño testimonio de Frank Ruffino: LA COVID-19 Y YO 






Por las redes sociales estoy leyendo a amigos -as- y conocidos -as- que aseguran la vida les cambió para mal tras ser vacunados. Dicen 'no ser los mismos'. 

No pensaba relatar mi caso, pero ya veo podría aportar un 'granito de arena' dando alguna esperanza a quien se sienta mal psicológicamente tras ser vacunado o sufrir la enfermedad de la Covid-19...

El genuino mal (sugestionarse) puede obrar efectos muy adversos, enfermar y hasta morir por otra causa bastante distinta al bajarse las defensas dándole gusto al miedo.

Hoy es pertinente procurar ser más lúcidos de la cuenta apoyándonos con especial rigor en la ciencia y fuentes fidedignas de información. El sugestionarse en esta época es harto fácil porque, a cada minuto, una legión de vagos formulan millones de ocurrencias e insensateces por las redes sociales (conspiraciones) que muchos 'lectores' dan por 'verdades inmaculadas' (realidades). Ya este fenómeno parece ser el 'oficio' o pasatiempo de muchos, repito, vagos a granel.

Con 56 años y sin tener factores de riesgo, me dio la Covid-19 entre las dos dosis de Pfizer, a Dios gracias, nunca me faltó el aire en lo más mínimo. (Aclaro: no fueron efectos secundarios, pues ya habían pasado dos meses de la primera vacuna).
Creo, no haber fumado nunca y realizar ejercicios fuertes con una barra de 40 kilos desde los 13 años hicieron la diferencia, mas, sí me sentí débil y perdí como cinco kilos de peso porque casi no tenía apetito pero nunca me vi resfriado; no percibía olores. Sí, fue inexplicable (pudo ser a causa de tomar tres cápsulas de Ibuprofeno 400mg tres veces al día durante una semana y alimentarme muy poco...) en las noches despertaba y no me ubicaba en este mundo: experimentaba una especie de realidad alterna donde tiempo y espacio humanos me parecían absurdos. Jamás he usado drogas, excepto beber cerveza de vez en cuando. Eso sí, 'no hay mal que por bien no venga': en esta 'frecuencia' de pocos minutos, aproveché las nuevas vibraciones y escribí muchos más cuentos de lo normal, y en tiempo récord hasta los mandé a concursar al exterior (lo que no había hecho desde que empecé a practicar el relato en 2017 cuando la quimio y radiación en grandes dosis, afortunadamente, me reconfiguraron para siempre mi alma de poeta). 

Todo este proceso ocurrió a fines de agosto de este año, día 28, cuando un microbiólogo conocido me lo detectó (SARS-CoV-2 en mi sistema)... Exhibía los síntomas que les he dicho desde una semana antes del test por hisopado nasal. Para el 10 del 09 ya estaba 'con toda la pata' y en mis habituales 90 kilos, y hoy realizando las mismas rutinas de peso tres veces por semana, hora y media a la vez. Asumo, esa primera dosis 'medio me salvó la tanda'. De todas maneras, el SARS-CoV-2 ya casitico es un virus estacional al alcanzarse la 'inmunidad de rebaño': vacunados o no, todos lo padecerán igual a cualquier gripe. Por eso llamo a la calma con mi humilde testimonio personal que a alguno o alguna servirá de algo. 


Como este cuento, que escribí a mediados de 2020 y aparece ya en mi segundo libro de relatos 'Golpes bajos' (octubre 2020, Ediciones Nudo Sin Fin), mi experiencia es casi idéntica al protagonista narrador, este servidor. Imaginé pura vida👍. Les dejo enlace:

https://cuentosdefrankruffino.blogspot.com/2020/11/cuento-de-frank-ruffino-un-crimen.html?m=1 

IMAGEN PRINCIPAL, CON FINES DE SALUD: AYER, ESTE MORTAL  'TRATANDO DE SER BONITO' (BROMAS): No porque me encontrara débil tras padecer la Covid-19, pero hasta esta semana retomé los ejercicios que bien pude realizar desde hace mes y medio cuando ya estaba tuanis. IMAGEN, ANTEOJOS: Poco antes de padecer la Covid-19.



jueves, 21 de octubre de 2021

© GASTO PÚBLICO (Minicuento de Frank Ruffino)




Es veintiuno de octubre de 2022, un viernes, con sus torrenciales aguaceros. En esta tarde oscura y relampagueante en Casa Zapote, el rótulo en la puerta del despacho principal advierte a los más cercanos funcionarios de confianza:


Dictado semanal de directrices públicas. No molestar.

Adentro, el señor Presidente de la República, ya sin necesidad de fingir el numerito de la moneda perdida o caída en el suelo, echa al aire una de a quinientos colones que se posa anestesiada sobre la alfombra roja de su oficina personalizada de paredes moradas y a media luz; luz proyectada por una lámpara de pantalla coloreada, sicodélica, exhibiendo dibujos de sirenitas desnudas por todos lados. 



Está de más decir, la joven secretaria, gastando su vestido-minifalda negro para estos súbitos menesteres libidinosos de alto nivel, la recoge según consabidas especificaciones protocolares del alto y corpulento gobernante, ex jerarca de carrera del Banco Galáctico. Como funge de doctor en Economía por la Universidad Estatal de Ohio, es preciso en sus indicaciones a fin de maximizar el recurso:

1. Lentamente soltarse el pelo y el sostén blanco sin sacarlo del todo.

2. Dándole la espalda, realizar la acción (ir a por el metal) actuando en cámara lenta a un ritmo quedo y suave de perreo proveniente de su iPod.

3. Siendo viernes, toca llevar blumer rosado, de estilo hilo dental.

4. Al levantar la chapa dorada conmemorativa del todavía celebrado y necio Bicentenario, voltear en dirección al escritorio a través del sensual ángulo que describen las largas piernas y mirar fíjamente al Presidente por unos cuarenta segundos... (Menos de eso, según sea la percepción del Chief, significa un castigo de por lo menos diez nalgadas).

5. Manteniendo esta postura (siempre de acuerdo al manual), seguir congelada boca abajo, dedo índice entre los labios haciendo gesto de niña sumisa, bobalicona..., y emitir tres calientes gemidos cual si en ellos se fuera la vida. En este punto el Presidente se pone catártico y termina.


Como de costumbre, el dictado de directrices semanal resulta todo un éxito de planeamiento en tareas y objetivos nacionales. Entonces la modelo extiende su libreta al Presidente que arranca una hoja perfectamente blanca arrugándola entre sus manazas de gorila en celo, y ejecuta un certero lanzamiento al mejor estilo de la NBA.

Incontenible, el cesto rebosa de lo lindo. 

                   FIN

***

© Gasto público.



viernes, 8 de octubre de 2021

#MostolesNegra / Microrrelato de Frank Ruffino: Acertijo en Móstoles (Para II Certamen ‘Misterioso Móstoles’, 2021)






Acertijo en Móstoles


Al confiarme su historia, pensé, mi amigo Kun, de Sur 66, se había vuelto loco de remate o consumía algún alucinógeno...

Me decanté por lo primero, pues enterarse de un ‘negociero’ de esta raza vicioso, es más difícil que ser abducido por los Roswell Grays.

Así, esto no debería ser contado, mas, aquí estoy, contándoselos...

Resulta que, al abrir su venta de ultramarinos en una mañana de domingo en mi misterioso Móstoles, proveniente de la bodega, Kun Chen creyó oír una expresión muy humana de satisfacción. Temeroso, descorrió un cachito de cortina y ahí estaba, la sombra fugaz del señor Diablo bebiendo una botella de doce onzas.

Y pertinente es ser tacaño, porque mi cuento chino (CC) no es exactamente publicidad de la universal pócima, o una advertencia sobre sus aparentes efectos perniciosos para la salud.

¡Allá el que no sepa desentrañar el acertijo entre paréntesis escondido en esta historia!

***

(Para II Certamen ‘Misterioso Móstoles’, 2021)

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