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sábado, 30 de abril de 2011

© Confidencias del bar “La libertad”




El hombrón temible
que al terminar
media botella de aguardiente
gimotea como un niño abandonado.

Angustiosos lamentos
contra nadie de los presentes
en el bar: solo mira
las anchas columnas
y con ellas desencadena
su misteriosa ira: las señala
advirtiéndoles que de continuar
así de soberbias,
resistiéndose siempre
a toda fuerza,
pues les dará un terrible
y efusivo abrazo
poniéndolas horizontales
hasta hacerlas
pilas de escombros
a puñetazo limpio.

También la emprende
contra el aire propinando manotazos
de alucinado león,
mas es condescendiente
con las delicadas criaturas:
el otro día le he visto
encaminar hacia la luz
a una libélula
que por error había incursionado
en este presidio tenebroso
donde el ruido indiscriminado
de la rocola reina,
asilo de locos en el clímax
nocturno del sábado
en esta taberna tramposa
llamada La libertad.

El hombrón temible
que al terminar
media botella de aguardiente
gimotea como un niño abandonado,
llora, tal vez, solo por hastío,
porque la vida pesa
más que la Muerte,
porque hasta esta señora
no le concede su deseo
de llevarlo de la mano,
y, ahora sí, irse cantando con ella
hasta ser nada en su oscuro camino.

***
©  “Confidencias del bar ‘La libertad’”, 30 de abril de 2011. Del texto inédito: “Náralit: poemas y antipoemas”.

jueves, 21 de abril de 2011

© La fuga cuántica (Relato)





Frank Ruffino

La madrugada del ángel, incrustado en un átomo del piso, durmiendo su plutónico sueño de beodo. A su lado, atronadora, gigantesca, Tina Turner canta What's Love levitando con sus evanescentes y desconcertantes piernas. Los vecinos del ángel bohemio, consternados ante esta desgarrada y solemne negritud, confabulan contra el ángel despachando virus mercenarios de cortantes cosas para sitiarlo y sujetarlo.
Los versos del poeta ido en una de sus exangües manos cobran existencia y salen entre sus dedos intentando recorrer su cuerpo, tomar posición en cada poro para luchar contra la plaga oscura que se avecina por los adoquines rojos; la otra mano del ángel ase la oreja de una gran jarra de cerveza Pilsen de grueso vidrio azul que por hielo contiene fríos rostros de mujeres suplicantes que reniegan de los dioses por su suerte.
Al otro lado del mundo, tras el Charco, ella, en su precaria dimensión, cuadricula torpemente fruta fría en un plato, y espera al padre segundo mago (eso ve el ángel en su abstracción  de ángel durmiente y etílico).
Luego recuerda cuando de niño empezaban a crecerle las cosas, y el cielo azul tropical  de Náralit en que hizo sus cortas fugas iniciáticas por la materia-antimateria; el ascenso y descenso a conocer otros mundos distantes del cosmos: ahí, en el paraje estelar de los deseos realizándose, creó alegres nigrontes cantaores similares a los cuervos, y tristes alémunas para sumirse en la melancolía más absoluta y componer su rara poesía,
subacuáticos recasios mensajeros de vertiginosas aletas
cruzando grandísimos cuerpos de agua en muy corto tiempo, talopras para ver el futuro de los seres y las cosas
de su frágil planeta azul; allá sembró panaceas: rueras curativas contra todos los males orgánicos, y las extrañas y delicadas temires azules que proveen eterna juventud.
Mas ahora el ángel deja de repasar su riguroso aprendizaje
en el microcosmos y vuelve a enfocar su legión de ojos atómicos en la distancia: el señor padre segundo mago
llega a la puerta, ella abre y se saludan, a la española, con un beso en cada mejilla. Timbra el teléfono y del otro lado no dicen nada. Cuelga sospechando… (de antemano lo sabía: el pobre diablo que amó por treinta años). Invita a su padre segundo mago al salón, se hunden en el sofá, él coge el diario de las mentiras fáciles, su hija se sume en una inusual quietud y recuerda que ama a un ángel que siente sus frescas, anilladas y acicaladas manos de hembra blanca sacudirlo por los hombros:

-No duermas así, podrías 
quedarte por siglos
en tu desprevenido 
sueño etílico de ángel:
soy humana y necesito 
tenerte acorde”, le dice.

El atómico ángel despierta en las palabras del diario, espolvorea, desde la corta frase El Sevilla en negrita, momentáneo sopor hipnótico sobre el rostro del padre segundo mago lector, emerge arremolinado de la página deportiva y se materializa lentamente de cabeza a pies en el predecible hombre que no desea ser, la besa y prepara, frotándole amorosamente con el aura de sus dedos, sendos iris de sus ojos; profiere solemnemente su palabra esotérica amagavagavama, y descienden invisibles, hilarantes y cariñosos al huerto de las panaceas.

*****

© “La fuga cuántica”, Frank Ruffino, “Náralit”, 19 de abril de 2011, a tres días de mi cumpleaños 46, el pasado 16.

Este pequeño relato mío es de la llamada vida real (no es ficción posible pero poco probable, no es cuento de irrealizable fantasía, se los aseguro. Es simplemente plantear mi realidad en otros términos). No soy narrador ni jamás me ha pasado por la mente seguir los pasos o competir con el escritor y poeta Alexánder Obando, o Carlos Cortés, Ana Cristina Rossi, Rodrigo Soto, Dorelia Barahona, entre otros, escritores nacionales que se han ganado a pura pluma “breteadora” su posición en las letras de Tiquicia; solo, de vez en cuando, una vez cada feliz muerte de obispo, es que saco de la caja de limpiar zapatos mi musculillo narrador para estirarlo y que no se me seque o enmohezca. Debemos estar "aceitados" en todo como seres humanos: hasta las monjas fueron las fundadoras de sus propias clínicas de aborto en las oscuras y clandestinas mazmorras conventuales, hace ya un “cachimbal” de años. Con gusto me hubiera metido a fraile o cura: sería supervisor de conventos, jajajaja!




martes, 19 de abril de 2011

© Amor por ti no presentido



a C.M.

Este amor por ti, como un perro
que persigue el coche de su amo
al salir de casa hasta quedar invisible
en cualquier onda del trayecto,
sin su dueño percatarse
de tal devoción vertiginosa.

Así este triste amor no presentido
por ti (pequeño triunfo
sería no ser correspondido):
creo ignoras que te amo,
ni siquiera sabes
de mi existir a un tiempo contigo:
respiro, sufro, río, amo, odio…
me emborracho de seguido
para nublarte en mi recuerdo.

Sin embargo, Alejandra,
puede más mi dignidad,
sin ella, sin ella no sería hombre.
Pero te he llevado de cerca 
en la Atra ferial
midiendo tus desconcertantes pasos,
he visto a la súbita brisa
mover tus góticas pupilas marinas
cual péndulos acompasados
de dos relojes precisos,
felinos luceros que apenas
llego a creer que existan;
tu voz, cristales de Bohemia 
rompiéndose atesorados en mi alma
para cuando venga 
la determinante distancia,
y así pueda, entonces, 
escuchar tu deslumbrante eco
en la apacible noche tropical de Náralit
donde este melancólico búho reina,
convencido que ya nada guarda sentido
y me urge no existir 
en medio de las brazas
de este amor por ti no presentido.
Mas tampoco puede 
mi dignidad de hombre
despacharme de este mundo,
aceptar la derrota cobardemente:
hasta el postrero segundo
guardaré este amor intacto;
tal vez después de todo,
cuando también hayas volado
de tu cuerpo y ya nada sea hándicap
y mi espíritu te busque desatado
como saeta por azur bóveda,
y al fin me sientas,
bailemos la marcha
de los sublimes amantes:
puros, perfectos e inmortales!

***

© “Amor por ti no presentido”, inédito.
“Náralit, poemas y antipoemas”, 17 de abril de 2011.



domingo, 10 de abril de 2011

© Orgasmo del ángel





Blancas alas que cruzan el mar

violento de la sangre

y al fin se orillan en tu alma!


Asciendes a este reino exuberante

invitado por un ancestral baile

y precisa melodía de criaturas

que has creado para tu solaz.


Subes, subes cada peldaño

y llegas a la cúspide de este faro

con la intacta intuición

del amor propio

tanteando vientos y mareas!


Aquí estás reflejado en el agua

y bailas la canción de los nigrontes,

tus especiales alados;

acaricia tu némora,

ondulante, precisa y eléctrica,

energía pura hasta tu sexo!


Transitas, de súbito, ignoto

paraje de verdaderas sensaciones

al tanto que asumes el lirante

y creas remanso en tus entrañas,

así resplandeces y levitas;

tus alas:

dos arcos de fuego perfectamente

unidos en el círculo del éxtasis!


Ahora el xolir penetra

cada poro de tu cuerpo

y se hace del punto que ignorabas:

brilla tu rostro y te quejas

hasta un duro gemido satisfecho

alumbrando tu reino

que tan extraño te parece.


Blancas alas que cruzan el mar

violento de la sangre

y al fin se orillan en tu alma!


***


© “Orgasmo del ángel”, “Poemas y antipoemas”, Náralit, 09 de abril de 2011.


*En mi particular mitología:


Nigrontes: cuervos musicales.


Némora: piel.


Lirante: pene.


Xolir, xolires: deseo, deseos…

jueves, 7 de abril de 2011

© Limbo de los amorosos





Silencio raro sin grillos
en su propio reino,
ni el viento altera
las albas cortinas de mi habitación
pero tan siquiera produce chasquidos
este viento, nada logra imponerse
si de decibeles se trata
(solo algo estático
y eléctrico en el aire acumulándose,
algo que inexorablemente deberá
estallar a un misterioso 
roce de dos átomos…).

Ni tu recuerdo,
antes orquestal y pasional,
produce el más leve violín
en la negra puerta de mi alma,
nada de la sinfonía suprema,
aunque persista la ilusión
y el amor todavía intacto por tus ojos.

Así se añora el golpe
de los súbitos campanazos,
el alegre y salvaje
huipipiaaaaaaaa guanacasteco,
tambores de guerra hasta se extrañan:
que vengan mis enemigos ruidosos
a fastidiarme la tarde!

Sin ninguna duda
es el día glorioso de los sordos,
tres o cuatro en este pueblo.

El tiempo detenido e inmerso
y todos haciendo de peces
apenas ondulantes y balbucientes
en sus presidios del vidrio,
y por más señas que hago 
a los de afuera
nadie prodiga ni un ay,
se ha ido el silbar flamenco
de mi padre,
gelatinosos y grandes ojos de niños
se pegan como ventosas
en las paredes diáfanas de mi celda
mas solo saben abrir y cerrar
sus párpados extasiados
en el más redondo silencio.

Algo hechiza el ambiente,
un espíritu que abomina el ruido
seguro ha tomado por asalto
a gentes y cosas,
y, aunque hubo sepelio,
nadie logró determinar
su partida al camposanto,
y el muerto de todos modos
(porque aseguran los masoquistas
que por unas horas los difuntos
siguen escuchando al mundo)
se ha ahorrado el bullicio
de los patéticos fanáticos de la Muerte
sin chistar ni hacer su maldito papelón.

Solo sé que el avión surca el cielo,
me lo dice el arco de su blanca huella;
solo sé que desde siempre tú me llamas
del otro lado oceánico
allá en tu primaveral pueblo andaluz.

Los carros logran pasar frente a casa,
y, a pesar de mi pasmosa confusión
por tanta quietud exuberante,
es una delicia no verme sobresaltado
por las espantosas montañeras 
a todo gas (sus pilotos van tristes 
por no poder alterar
el orden de la tarde).

Inmerso hoy en esta dictadura
del silencio más absurdo,
me resta cerrar los ojos,
fenecer.

***

© “Limbo de los amorosos”, inédito, Náralit, 06 de abril de 2011.
Imagen: esta foto me la acaba de hacer con mi camarilla, tanto tedio tenía por este silencio que pensé pegarle un escopetazo al mismísimo silencio (bromas, sirva un poco el humor negro que me sobra).

miércoles, 6 de abril de 2011

© Imaginando negro




Gracias puñal por tu incursión
y desgajar mis venas
y partir en dos mi corazón,
mis parabienes
por matarme aun vivo,
cosa que me ha dado
para tres últimos pensamientos:

Uno era niño de la mano
del viento al filo de un vacío,

otro cuando principiaba el beso

y el final, el baile frenético
de Octavio amado,
el último de los niños.

Ahora nada, blanco paisaje frío.
Entro.

***
© "Imaginando negro", de poemas y antipoemas, marzo 2011.

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