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miércoles, 29 de febrero de 2012

© Hastío de días...

La antigua iglesia católica de "Náralit" (Tilarán) en los años cincuenta.

HASTÍO de días,
confín donde nadie sabe su tiempo
solo de territorios incomprensibles
con feroz dueño a cada palmo,
y en cualquier agujero
caemos por nuestra propia
insaciable sed de sentir.

El ángel censor ha venido
sin aviso y alma por alma
descubre que ninguno
desea enterarse de la poesía.

Todas las noches
(bajo mi luz pequeña y del temblar)
logro concretar tres oraciones
rogándole al Malo
que todo lo bueno pase,
lo bueno dado 
en este mundo a unos pocos.

Hastío de días,
confín donde nadie sabe su tiempo…

***

Del texto inédito "Náralit" (Poemas y Antipoemas).

jueves, 23 de febrero de 2012

© Encrucijada onírica

Mi padre manchego, ex soldado republicano herido en Teruel dando vuelta en unas argollas de hierro a sus 88 años, en 2004.

NOCHE, noche entre ojos mudos,
ingrata noche sin canto
en que azules canes
roen los huesos de un peregrino.

Ángeles asedian
pidiendo las noticias de sangre
y es mi marcha vertiginosa
por el Camino de Santiago
que se abre en el sueño
recibiendo mis sandalias.

Allá por La Mancha buscaré
un vestigio de padre
que también recolectaba uvas
y al paso de las mulas
fue su vida uno que otro canasto
hasta el borde de las penas.

Noche, noche entre ojos mudos
y manos que hablan
inquietando con aullidos inauditos
en un fondo cómplice
donde este traficante de metáforas
desaparece en la niebla.

***
Del texto inédito: "Náralit" (Poemas y Antipoemas).

viernes, 17 de febrero de 2012

© Ernesto en el parque Soledad



Hoy Ernesto, el poeta
que parece el padre de todos
sin criar a nadie,
llegó al parque Soledad,
el más impopular del alma mía.

Cruzó mi Soledad
diagonalmente
escoltado por los seis
cuervos de aquí
y alzando una pancarta
entre dos nubes
donde estaba escrito
su célebre poema
de Marylin Monroe.

Ni siquiera se dio cuenta
que por tomar atajos
pasó por el parque Soledad,
el más impopular del alma mía.

***
Texto inédito, 2006, a raíz de la visita del poeta Ernesto Cardenal a Costa Rica.

domingo, 12 de febrero de 2012

© Pintor, no me pintaste como dice la canción


a Yamileth Rodríguez Bastos, con Amistad

Pintor, no me pintaste 
como dice la canción,
usabas negros colores,
colores negros pintor
ebrio en tu dolor
te salieron bestias mis ojos,
me pusiste en un circo
de fenómenos que creen sentir,
mas solo eso soy, pintor:
un retrato de tu alma
y al darme la luz en escena
todos ríen para después asustarse
grandemente y salir despavoridos
lanzando voces inauditas.

Pintor, no me pintaste 
como dice la canción,
porque si eres como dicen
de saber hasta el futuro
odiabas ya todo lo del mundo,
y en vez de fino pincel 
y lienzo halagüeño,
como Pollock echabas 
la pintura a latigazos
sobre burda tela en el suelo, pintor,
que no hiciste las cosas 
como dice la canción.

Mis pies son largos 
y sufro los caminos
de grutas y bandidos,
así a cada paso, pintor, 
desenvaino filos
y pego al aire con aullidos;
no sé estas manos
que tiran leoninas en la nada
sin nunca asir
excepto cardos y alimañas.

Oh pecho el mío donde 
campean los centauros
y medroso Ulises no termina 
de partir de su Ítaca
porque ha perdido el deseo 
de ir en pos de la aventura!
Pintor, que reúnes en mí tus defectos
tampoco esta boca suele decir
las naturales cosas del poeta
y yerra mi palabra, 
y angustia a quien la escucha
aterrando por sincera.

Pintor, no me pintaste 
como dice la canción:
mi frente es el martillo de Thor,
mi nuca un filo donde el viento
de Náralit golpea sin tregua,
mi espalda duro tormento,
mi estómago sempiterno crujir, pintor,
ahora descansa
y cúbreme ya con tu capa.

Náralit, viernes 10 de febrero de 2012.

© "Pintor, no me pintaste como dice la canción". Del texto inédito "Náralit" (Poemas y Antipoemas).

Imagen: Frank Ruffino, mayo de 2011, en su pequeño negocio.

jueves, 9 de febrero de 2012

© Compañeros de juerga

                  

HE fumado tantas veces 
a Jesús en este cigarrillo,
y en mi copa otras tantas lo he bebido:
nos hemos desclavado
muchas veces de la cruz 
para ir a dejar huérfanos poemas
en húmedas servilletas de cantina;
tan borrachos los dos
enamorando a las puticas de Náralit
o bien a damas que por arte de magia
se vuelven amnésicas
al coincidir por la calle otro día cualquiera;
y los dos por ahí jugándonos
el Reino a las cartas
con siniestros tahúres
que han vendido su alma
a la oscuridad…


He fumado tantas veces
a Jesús en este cigarrillo,
y en mi copa otras tantas lo he bebido.


*** 
Este texto lo publiqué aquí en octubre de 2010 y es parte del texto inédito "Poemas confesos", 2003. También aparecerá en mi libro a publicar este año, "Náralit" (Poemas y Antipoemas).

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