a los poetas ticos y del mundo, si salen bizcos después de ser agujereados por semejante andanada de metralla, vean, advertidos estaban...
a Carmen Molins, Humberto Garza, Juan Murillo, Cristian Marcelo Sánchez, More Baker, Rodrigo Soto, Rem, Gustavo Chaves, Marian Raméntol Serratosa, Faustino Desinach, a Ángel de "Noctambulario", Mariangardi, Alexánder Obando, Melvyn Aguilar, Luissiana Naranjo, Adriano Corrales, Juan Carlos Olivas, Gustavo Solórzano, J.P. Morales... por secundar todos mis rabietas del alma...
1
Las mañanas que por los pájaros cantan.
Espinas con ocultas rosas:
aguijonea el aroma al alma.
Ese libro me abre
despreocupadamente y me lee
con su cuadratura de enigma.
Y el tuerto reloj
busca en mi rostro la hora del hombre.
Un río de safari viene a mi orilla
y pesca mis ojos.
Las estrellas vuelven al firmamento
y miran más estrellas de estrellas.
El puñalero sicario vino a matar
al niñito en su cuna
y esta ternura lo ametralla.
La luna pasea con su ígneo amante
al amparo mío por las noches serenas
de un estío propicio.
Al pie de mi cama una fila de coches
de compras contempla
qué modelo de conductor soy.
Susurra uno de ellos:
“este escusado sólo podría
manejar un tanque”.
Con su dedo índice
el mapa repasa mi rostro
virgen: ha bautizado a mis ojos
Lagunas Gemelas; a mi nariz
Picacho Sombrío; a mi boca
Desfiladero Amargo, a mis mejillas
Llanos de los Ríos...
2
La distancia no puede mirar ojos.
He puesto el remojo en barbas.
Los caminos me han caminado.
Muero la vida.
El amor me hace a mí.
La canción me canta.
La poesía me escribe.
No aparco: mi coche me estaciona.
Los pies me andan.
El beso me besa.
El cáncer me tuvo a mí.
Sobrevivió en otros.
El cigarrillo me fuma.
Esta copa de licor
me bebe y se embriaga
y nos quebramos los dos llorando.
Tuve a mi madre hace 37 años.
La fiera me teme
y soy de cristal:
se teme a ella reflejada:
por mí que siga analfabeta
y toda confundida.
Mi vieja Benotto me conduce
por el lago con volcán,
es negra: una vertiginosa
pincelada con hombre
que poeta es.
Las lágrimas me lloran.
Un aire me respira,
le tapono la boca:
se ahoga se ahoga;
caminan caminan
por mí los caminos.
3
Cae cielo de lluvia.
Lamo al lamido
y siempre es con lengua.
La foto está en mí
y me mira desde el álbum.
Queda claro: siempre
whisky whisky
para evitar quedar uno
con boca de arco para abajo.
Entonces sos fotogénico
porque hay
que ser fotogénico.
El reloj fijamente
su mirada para ver
qué hora es. Un ojo
se mira asimismo
y se asusta por mirar
la mirada.
Y el ratón maúlla
al quedarse huérfano
de gato. La nostalgia.
Yo sé que la nostalgia
es terrible. Ya no tengo
enemigo por eso lloro.
Ahora que no estás lo lamento.
El golpe se suicidó dándose
con aroma de rosas.
Si lloro al revés mojo a la luna.
Mi propósito de despropósito.
La música me toca
y me compone en sinfonía.
El piano pulsa a Mozart:
es muy complejo, pero
le salen mejores notas
que si Mozart tocara el piano.
La sequía tiene sus dunas,
sus camellos, sus beduinos,
sus oasis. A todo eso
le llaman desierto de oriente.
En mi oasis el desierto
es la menor parte.
4
La escalera me sube y me baja.
El puente pasa por mí.
Estos zapatos me prueban
y yo les quedo grande:
no es el número de hombre
que ellos quieren.
El ladrido dio un perro perro perro.
El papel pegó a la goma:
venía por lana y salió trasquilada.
El caballo me subió y dedicóse
a pasear por el campo.
Me recitaba poemas mientras yo relinchaba.
Dije que el vaso me bebió
y después relamiéndose se limpió la sangre
por las comisuras del vidrio.
La radio aburrida me encendió
y en ese momento tenía
una sonata de Bach a todo pulmón.
Nos dormimos nada más para nosotros.
Su llorar era tan cierto
que las lágrimas tenían forma de violín.
Amanecí caminando
por la cabeza: mis pies pensaban.
A la tarde estaba tan abollada
que puse pies en tierra.
Los poemas son el poeta.
No hay duda.
Los árboles empezaron
a poblar mis ojos
y éstos salieron volando como
asustados pájaros.
La mosca molesta de mí usó
el matahombres:
salí corrido por la celosía
a otra mierda más tranquila.
Los colores se alzaron en huelga.
Todo tan descolorido,
tan en blanco y negro.
Siempre dejan al blanco
y negro solamente
por piedad del hombre.
5
Cuando ya todos los ebrios
se han ido para sus casas
y la cantina queda
en absoluto silencio,
una botella, a medio llenar,
comenta a su amiga:
“Bebí muy a gusto medio hombre.
Era apuesto. Sabía a sal.
Fumaba grandes puros
y gastaba barba de príncipe oriental.
Quise habérmelo tragado
de un golpe, pero divagaba
mucho en su tierra del norte;
por momentos me dejaba,
hacía muchas acotaciones
memoriosas: de un lago
con volcán encrespado,
describía a sus padres
interminablemente
y de todas las hermanas
que tiene, tantas, que es el único varón
con gemela.
Su compañera,
junto a ella, vacía, trastabillando,
a punto de caer, trata de decir algo...
Se escanció hasta el límite
a todo un hombre.
La media de aguardiente
trata de sostenerla, de calmarla...
Chasquido de campanas
de vidrio, brillos fugaces
al alba riendo y cantando...
Las dos amigas han libado
a hombre y medio, no pueden contenerse,
caen del estante, se hacen añicos.
"Al revés del mundo", texto inédito de 2002.