Este concepto es relativamente nuevo, se los comparto:
«Cuando hablamos de 'psicópatas integrados' hablamos de personas altamente encantadoras, completamente integradas en la sociedad pero que carecen de conciencia moral, de sentimientos, de empatía... y, por tanto, son altamente oportunistas y manipuladores de los demás». Y a todo nivel.
Establecido esto, casi todos los políticos ticos y altos funcionarios, tipo Fernando Cruz, magistrados, jueces, Presidente, alcaldes, ministros, y sus abogados defensores, etc.,... que devengan salarios astronómicos para una pequeña república tercermundista (y pensionados de lujo), son «psicópatas integrados» en la función pública y la sociedad.
A este tipo de gamberros de alto nivel les importa poco o nada ser agentes creadores de adversidad y más subdesarrollo para el «ciudadano de a pie» (usted y yo): pobreza, hambre, enfermedad, muerte, impunidad, inseguridad ciudadana y criminalidad... Ellos responden a la configuración degenerada de sus cerebros y almas: carecen de empatía a este nivel social, por tal razón se equivocaron de carrera en la función pública.
...Porque ellos no saben siquiera son «psicópatas integrados», más bien disfrutan su riqueza obtenida fraudulentamente en contubernio con los otros pares del sector privado, y de un sistema hecho a la medida por ellos mismos para desarrollar sus actividades oscuras de almas malucas en los tres poderes del Estado y sus instituciones.
Tras de eso experimentan un inmenso placer de ser personajes públicos (narcisismo), y se conducen como estrellas de cine o cantantes de reguetón. De ahí que hoy veamos a seres de la estofa de Johnny Araya tan sonriente como Tica Linda repartiendo besos y abrazos al acudir al Segundo Circuito Judicial de Goicoechea a fin de seguir con las audiencias de medidas cautelares, un circo judicial y político.
El caso «Diamante» debió llamarse caso «Cloaca de M» o «Cochinilla 2», porque, «si por las medidas cautelares se saca el caso» (permítanme inventar esta frase), así terminará el proceso: con cero condenas de altos jerarcas públicos. Al final costará más la investigación (600 agentes...) y proceso judicial que lo robado al Estado.
Ya el mismo Ministerio Público aceptó no poseen la capacidad para arremeter a gran escala contra el crimen organizado: lo que estamos viendo los ciudadanos es una reyerta de juguete entre unos pocos soldaditos blancos contra una legión de soldaditos negros: si en un Estado la corrupción se determinara por el color blanco (probidad) y negro (deshonestidad), el de Costa Rica saldría en un 80% negro.
Esto no lo arregla un nuevo gobierno de cuatro años, esto lo arregla un sistema judicial fuerte e implacable, y por lo visto en Costa Rica nada ni nadie está seguro, excepto que debemos honrar a tiempo el pago de los abultados impuestos y servicios públicos.
Si la democracia se define como el «gobierno del pueblo», aquí no existe porque el pueblo nunca ha gobernado en 200 años de república independiente, pero sí un sistema de castas mafiosas con nombres y apellidos que cada cuatro años se alternan el poder en otro show electoral.
El crimen organizado no sólo representa traficar drogas, personas o robar valores, sino por saquear criminalmente e impunemente a un pueblo: esos corruptos, desde el Presidente, ministros, altos funcionarios... hasta los alcaldes seguirán en sus puestos porque simplemente todo el sistema es una podredumbre que les permite continuar en su modelo delictivo de alto nivel, para el que la justicia nunca será pronta y cumplida.
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Imagen de El Mundocr.
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