En memoria del estadista, Maestro del Pueblo, D. José Figueres Ferrer
EL maestro era tan viejo, pero tan viejo, que sobresalían de sus grandes orejas manojos de guarias moradas en donde, por si fuera poco, hacían nido los tenores del campo, esos entrañables cenzontles que, como Jesús, no son de buen ver, mas extasían a todos con su canto sublime siendo los reyes indiscutibles de la floresta, los jardines de las casas y parques de pueblos y ciudades de aquel país.
—¿Han visto ustedes un mono macaco? —preguntó el antiquísimo educador a sus alumnos, mientras les repartía a los peques caramelos Marcianitos.
—¡No, no lo hemos visto, querido y venerable Maestro! —respondieron al unísono los veinte niños de la clase de Educación para la Ciudadanía.
—¡Pues no hace falta sus padres los lleven al África, China o Japón donde habita extendidamente este primate, menos al zoológico! —sentenció el Maestro Figueres Ferrer, y, con la finalidad de probarles su «tesis», extrajo de su maletín un póster arrollado y sujeto con una liga.
Los alumnos aguardaban con gran suspense e interés la insólita revelación contenida en ese cartel. Mientras tarareaba fervorosamente La Patriótica, empleando los antebrazos lo iba aplanando contra una pizarra de caucho donde fue fijando, por sus cuatro puntas, la cartulina suave con chinches cabezones de distintos colores. Blanco, azul y rojo, y finalmente de nuevo blanco. Por un instante, con su preclaro rostro de súbito iluminado por una gran sonrisa pícara, el legendario Instructor del Pueblo quedó hipnotizado ante aquella figura, y, afirmándose con fuerza en su bordón de caoba, de un saltito se hizo a un lado para que los niños pudieran saber la respuesta de lo que aseguraba él era un mono macaco.
—¡Noooooo! —gritaron todos a un tiempo.
—¡Pues ahí está, ya no hace falta busquen más, he aquí un digno ejemplar de mono macaco con sus dos dedos de frente!
—Pero dice mi mamá el presidente Macaco es bueno —intervino con complicidad Juancito.
En los pocos meses de curso sus tiernos educandos le habían tomado mucho cariño a don José, por sus conocimientos de la vida, el cosmos y genial sentido del humor y devoción con ellos, enseñándoles paciente e imaginativamente que no todo lo joven, brillante y atractivo es oro en este mundo, menos en la política, economía y religión, «los tres pilares -les decía- en que precariamente se sostiene la bolita del mundo».
—¡Exacto, un buenazo para nada, como pinche pedrusco lunar! —vociferó el sabio astrónomo y filósofo a viva voz, gastando en su boca una pastilla de menta violeta.
Evidentemente molesto contra el imberbe gobernante, se quitó de su rostro algunas lianas y hojas de veranera que le impedían hablar claramente, y dijo:
—...Este payaso es bueno para pedir prestado a los bancos y organismos internacionales, inventar impuestos y vigilar y hurgar nuestros bolsillos, cuentas bancarias, alacenas y refris. Si pudieran, él y ese frentón de pesadilla que es el nuevo recaudador de la hacienda pública, de profesión inquisidor, nos miden, facturan y cobran el aire. ¡Verdugos, más que verdugos!
—Pero don Pepe, mi papá asegura nos está salvando del virus que hicieron los chinos —terció Susanita, niña pelirroja miope que miraba atenta tras unos gruesos lentes.
—¡Virus, virus, un virus! —gritó al cielo el Maestro Figueres apurando sus palabras pues ya era casi la hora de la salida de clases—. ¡El maldito virus chino es él y su Gabinete de ministros, expertos en arruinarnos a todos y al país! No les explico a fondo, porque pocos de ustedes con nueve años entendería, sólo la edad nos aporta experiencia y sabiduría... —realizó una pausa y señaló de nuevo el retrato del aparente macaco—: Por ahora les bastará reconocer a simple vista a un macaco cogobernando con un virus, y luego el tiempo y el conocimiento les enseñará cómo actúa un mono macaco arcoíris, esto si éste de turno no nos destruye en el año restante de su fantasiosa y colorida gestión en la que puede sucedernos cualquier cosa.
Y tal como calculara el viejo Instructor del Pueblo, se escuchó el estrépito de la campana y los niños corrieron en tropel para sus casas. Entonces don Pepe salió al jardín de la escuela y subió al pedestal de concreto petrificándose en la posición del pensador que mira El Porvenir.
FIN
Nota 1: Este cuento no va en libro, es uno de los tantos que he escrito con fines más patrióticos que literarios.
Les comparto este video motivacional que considero una profunda disertación filosófica de nuestro tiempo:
¡Fuerza y Honor, viva Figueres!
Nota 2:
NOTA, POR SI LAS DUDAS, ME 'CURO EN SALUD':
Una amiga íntima de José María Figueres, a quien apoyo para Presidente 2022-2026 sin ser yo militante activo del PLN, tras leer mi cuento 'El profesor Figueres Ferrer', me escribió y dijo podría yo ocupar algún cargo en el sector Cultura o agregado cultural en la Embajada de Costa Rica en Madrid, España. Le respondo por WhatsApp muy agradecido, pero enarbolando mis genuinos y profundos deseos:
👌🇨🇷💚🦜 En realidad, querida amiga, sólo anhelo escribir y no obtener nada más de mi Patria que tanto me ha dado formándome como hombre y ciudadano costarricense (hijo de padres españoles), más que aportar desde la literatura. 🇨🇷📘
CÓMO CONSEGUIR MIS DOS LIBROS DE RELATOS:
Pueden ser adquiridos por los estimados lectores y lectoras de Costa Rica y el extranjero. Precio 'Golpes bajos' (Ediciones Nudo sin fin, octubre 2020, 104 páginas), 7,000 colones, incluye envío por Courier. Si usted habita la Gran Área Metropolitana (de Paraíso de Cartago a San Ramón de Alajuela) con gusto se lo llevo hasta sus manos, igual costo. Lo mismo que mi obra, también de cuentos, 'Los perros también soñamos' (octubre, 2019; Veragua ediciones, 96 páginas). Si compran las dos publicaciones, precio especial: 12,000 colones. Mi WhatsApp: (506) 85-28-84-87, por lo que pueden realizar transacción por Sinpe Móvil. Si se piden desde el exterior cada uno de ellos, $20, los dos $30.
2 comentarios:
Potente cuento en honor y homenaje al costarricense más importante del siglo XX. Ojalá su hijo honre su legado cuando de nuevo dirija los destinos del país.
Honre? Si ya lo deshonró que Mas esperan
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