CUENTAS de dientes,
silencio y rocas
colecciona mi Muerte,
y juega con esta carne
a las cartas y a las moscas,
siempre ganándome partidas
desde mis pies niños:
de ahí esta armazón blanca
de mis piernas
que no acaba, y sube
desentrañándome,
agarrando vísceras
y echando por partes
mi ser azul y fétido
a sus buitres compañeros
¡es para Ella todo un festín este juego!;
perdiendo yo día a día
lo que devotamente sus pechos
lucharan por aumentar,
el juego inexorable,
mi Muerte y yo indivisibles,
siamés acabando a mordiscos
a su codiciado hermano,
siempre pendiente
de la hora que le toca a uno,
el zarpazo final
de una antigua lucha.
Por eso de ella solo he ganado
funestos escapularios
y amuletos traidores,
cruces y obituarios
de quienes más amaba,
tarjetas de funerarias,
opciones de ataúdes
o de cómo pulverizar
a uno en el Olvido;
y en la maldita iglesia
cuerva figura fatídica y agorera
animando cigarras y sapos*.
El día en que mi Muerte y Judas
comiencen a besarme la mejilla
y a sazonar el duro cuello
de ácidos lengüetazos,
este juego acabará
con las cartas calcinadas
y un jugador crucificado**.
NOTA: Este poema puede, lo mismo, leerse
con estas variantes:
*…negra figura fatídica y agorera
animando cuervos y sapos.
**…con las cartas en confeti
y un jugador calcinado.
© ‘Festín’, poemario inédito de Frank
Ruffino. Zarcero, 02 de noviembre de 2014.
IMAGEN: Mi canaria madre María Rosa
Rufino de 87, y mi hijo Octavio de 5 años, en ‘Náralit’, mi pueblo, a
principios de 2014.
6 comentarios:
Un profundo poema
para una bella imagen
donde lo que más
se quiere se dan la mano.
Besos poeta.
Siempre mi amigo y estimado Frank Ruffino, lúcido con la muerte entre sus manos.
Besos y amor
je
Pd
Un placer leerte.
Gracias estimadas amigas Marisa y Sedemiuqse.
Abrazos y feliz semana,
Frank.
El tema de la muerte presente en tu poesía Frank y la manera tan especial que tratas lo que es inevitable, eres grande Poeta.
Que linda foto nos compartes, gracias!
Abrazos sureños querido amigo.
REM
Gracias camarada Rem.
Abrazos. Frank.
Qué guapos tu madre y tu hijo en sus respectivas edades, Frank. Ahí están, al menos para mí, el amor y la esperanza, el lazo indisoluble de l sangre, como indisoluble es, para todos los seres, el lazo con la muerte. Desde el momento que nacemos. Al quitarnos el cordón umblical, nos implantan el de la muerte, inexorable y a todos por igual.
Un abrazo. María
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