(1)
Jerarquía de un submundo
Cobro euforia con la uva
y brindo por las gargantas
que lo inventaron, mejoraron
y ahora celebramos.
He calentado lo suficiente en casa
y enrumbo hacia el bar del centro
en busca de un tapis más fuerte
que haga hervir la sangre
y por fin pueda ver mi parcela de mundo
con ojos menos invasivos.
Traspongo el gastado umbral del Tilawa
y disimulo este habitual misterio de ser;
choco el hueso con Gilbert el cantinero
y, aunque no hablemos el mismo idioma,
le agradezco este milagro
que él pasa por alto todos los días de su vida.
De regreso al chante
bajo el manto lácteo
gesticulo bendiciéndolas
por hacerme el gran favor
de situarme en mi lugar
correcto de microbio.
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Glosario:
Mis definiciones a términos populares de Tiquicia:
Chante: Casa, hogar.
Chocar el hueso: Estrechar la mano golpeándola con fuerza y estruendo.
Tapis: Trago, generalmente aguardiente de caña. // Borracho.
(2)
Febrero en Náralit
Labios
yertos por hastío, todo en el cieno de mi secreta pena;
tibios
van descendiendo mis seres queridos al fondo de arena.
Cobres
de inanimadas cosas que el poeta guardara celosamente,
sobres
que en vez de cartas contienen estampillas; sin remitente.
Vientos
oscuros y fríos arrastran libélulas, hojas con inéditos lamentos,
retazos de incierto tálamo ofrecido al cielo de un cruel engaño.
Año
Nuevo, verdes musgos agitados por violenta agua caída,
lirio aprisionado en el cieno de mi secreta alegría huída.
(Nota: Disculpen la letra pequeña pero es para no perder la medida del verso y la rima).
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© “Febrero en Náralit”, 2011. Del texto inédito: “Náralit: poemas y antipoemas”.