SEGUNDO CANTO
Reino del mundo(Antipoema)
I
Pasión del mundo
por echar las cartas marcadas:
las das con tu lengua
en el mercado,
en la puerta del templo,
lo mismo ante
el hijo que el juez,
vertiginosas palabras
trucadas por la mentira: sí quiero.
Y toda la inocencia asimilando
el inútil ABC del mundo.
Pasión por políticos corruptos
y abogados del diablo:
escorpiones haciendo el amor
bajo las sábanas con la luz apagada.
Pasión por la dosis diaria
de sangre y dolor
para sobrevivir en este reino
de Avaricia y Envidia.
Heroinómanos de sangre maldecida
en el frenesí de la noche
donde ningún aletargado
advierte las transfusiones
silenciosas de virus eficientes
soldados de la destrucción.
Senos y rostros maquillando
precariamente los efectos
de la atracción en esta pasarela
de risa y llanto.
Franco militante de las historias
sobre fantasmas violentos,
la Mano peluda,
el Cadejos, la Tulivieja, el Coco,
el Padre sin cabeza,
la Carreta sin bueyes,
el Ahorcado... la Cegua asustando
vates infieles por ir
de escapados en pos de su amante
en los parajes solos.
Pasión por saber de incestos,
de homosexuales públicos
sacados del closet,
de clérigos pedófilos airosos
todavía con las manos
en la tierna masa;
por el bestialismo furtivo de algunos
con gallinas, cabras,
yeguas, tortugas sexis,
monos adiestrados para la sodomía
y lo que salga al paso.
Sabedores de abducciones sin retorno
con la impronta siniestra
CIA-FBI-CARTELES DE LA DROGA
y otros ejemplares hijastros del misterio.
II
Pasión por el reino del mundo.
Veladas satánicas que ofrendan
la inocencia en su estado puro;
drogatas, tránsfugas
de paraísos delirantes;
y albos depredadores de ancianos
y fetos si ningún porvenir.
Sin banqueros no hay
infierno del mundo;
sin las falacias de los presidentes,
diputados, alcaldes,
concejales y otros pertinentes
yerbajos comunales
el reino del mundo
sería un paraíso de bondadosas
y aburridas criaturas clonadas
sumidas en la comuna;
sin pastor, chamán, brujo o sacerdote
reino Babel de religiones:
espíritus libérrimos
como estampida de rinocerontes
por un campo de tulipanes!
Mas el único Cielo de este reino
es Disney Word y sus muñecos.
Gobierna aquí el cotidiano mundo
para elegir en qué polo estar,
a qué temperatura cocinar nuestras
conciencias, de qué lado hacer la guerra
de comer y ser comidos,
por turnos horarios,
por la fecha contenida en una
fría elipsis de los máximos
especuladores y banqueros de agenda
que también cuidan sus espaldas
para seguir reinando
sobre todos nosotros
por descuidados, x pobretas,
por vagos y descerebrados,
x débiles, por mal nacidos,
x maltratados desde el esperma
y desde el óvulo, por ebrios,
x casarse con la viuda negra,
por no asimilar la matemática,
x no saber expresarse,
por no hablar el inglés,
el chino y sus torturas,
por temerle al hardware y software,
x pánico escénico,
por saber solo astronomía,
x un padre ausente
y una madre indiferente,
por elegir la poesía en vez
de las leyes o administración
y quedarse uno en un lecho
de siniestras flores asesinas,
x creer en dios
y comprarse el diablo;
por no ser ateo a tiempo,
mínimo agnóstico, filósofo,
bicho con teorías propias,
x no tener un espíritu agudo,
por no ser inteligente
para la vida
y apreciar tardíamente
la juventud perdida.
III
Y Michael decidió que era
la hora del suicidio
antes que el mundo
le diera el tiro de gracia
y fue la luz en la tierra
haciendo honor a sus pasos
de máquina perfecta.
El arquetipo humano
de nuestro reino del mundo,
mas un niño para siempre en su alma,
un cuerpo decolorado
y afinado hasta la hierba
por elección propia
y cumpliendo aquello
de la libre atracción de los niños
porque de ellos es el reino.
El niño-zombi en su paraíso
junto a sus amiguitos de juego.
Autor: Frank Ruffino,
Náralit, Setiembre 2009.
2 comentarios:
Frank, tu voz se alza con valentía en este canto y no me extraña poeta que viniendo de ti así sea. Mi amistad y gratitud contigo.
Cecy
Sí, estimada Cecy: Intengo hacer una radiografía del tiempo que nos toca vivir: en vez de cantarle a los pajaritos, flores, a la luna, amada... ofrezco directamente mi percepción de este mundo y ese "canto" amargo y árido es un reflejo de él.
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