Gracias puñal por tu incursión
y desgajar mis venas
y partir en dos mi corazón,
mis parabienes
por matarme aun vivo,
cosa que me ha dado
para tres últimos pensamientos:
Uno era niño de la mano
del viento al filo de un vacío,
otro cuando principiaba el beso
y el final, el baile frenético
de Octavio amado,
el último de los niños.
Ahora nada, blanco paisaje frío.
Entro.
***
© "Imaginando negro", de poemas y antipoemas, marzo 2011.
Pensamiento negro por un puñal blanco... Imposible la entrega resignada, sería egoista que con esa muerte el puñal arranque el baile feliz al último niño. Sería entregarlo a él también.
ResponderEliminarhttp://enfugayremolino.blogspot.com
Que no sea la imagen
ResponderEliminardel puñal desgajando
la vida la que nos lleve
al negro pensamiento,
cuando en el corazón
está el imaginar
el cálido paisaje del beso
y la sonrisa del niño.
Tus poemas siempre me dan
mucho que reflexionar,
profundos y bellos.
Besos
como siempre un gusto leerte, muy bien logrado, me gusta
ResponderEliminarSerán las cosas importantes. Al final todo se reduce a la sonrisa, el amor y la nada que todo lo gesta.
ResponderEliminarUn beso, Frank, y un abrazo
Pronto les contestaré amigas mías!
ResponderEliminarAbrazos,
Frank.
Ya lo encontré!! Lo había cambiado de lugar...
ResponderEliminarMi mérito consiste
en la rara habilidad
de sacarle punta al viento,
en calcular las estrellas
de tu cielo esta misma noche.
Frank Ruffino
Un abrazo