No lograste, Harry,
el escape final:
de su largo saco
no te libraste,
de sus terribles ojos
no te ocultaste;
ni de sus invictas manos
desasirte.
De nada te valió
mostrar al mundo
el fácil pez de tu cuerpo,
de nada, Harry Houdini,
tanta lucha por remontar
la soga y el hierro,
la madera, la tierra, el fuego…
Por eso ya nadie aplaude
tu último intento
y un rumor de voces inconformes
desde siempre rodean tu tumba
como cuando todos esperan
ansiosos un numerito prometido
y que no termina de salir.
Desde ti, Harry, algo me habla
que no debo atesorar
la gran ilusión de volver;
que Lázaro, aún así, nunca pidió
lo trajeran de vuelta,
y que de seguro ningún
centurión amigo
rogará cuando lleven
mi humilde caja
hacia el vertedero,
porque tampoco
habrá un mesías
con su numerito
a la orilla del camino.
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© “Calle ciega”, Náralit, 26 de marzo de 2011. Inédito.
No, de nada te valió, siempre querían más.. Hasta el punto en que el mismo publico lo mató
ResponderEliminarHombre y mujer llevamos dentro a la mujer final, aquella que nos ensaya con tal de improvisar. La (g)ruta donde Lázaro fue vientre maternal de un virginal Jonás. Un abrazo Frank.
ResponderEliminarQuerido Frank, todos tenemos alma de Houdini, siempre escapando, incluso de nosotros mismos. Pero llega un día en que ya no es posible, cae el telón y como el escapista hay quien nos recuerda y quien no. Por cierto, acababa de leer que murió su última ayudante.
ResponderEliminarAbrazos, andas muy desaparecido... o escapadao???
No, no existe ese milagro
ResponderEliminarde Lázaro, todos somos
Houdini y llegaremos al
sarcófago en el último escap
Es un placer el volver
a encontrarte.
Besos
Estimada Oink:
ResponderEliminarEsos judíos son unos cabronazos de la gran puta!
Abrazos,
Frank.
Amigo Eli:
ResponderEliminarDeseara que la ballena del tiempo, o de otra cosa extraña me trage y me vomite o me cage en otra dimensión. No sé: este mundo es muy extraño: todo vale por lo que tienes en metal. No debería ser así.
Abrazos,
Frank.
Estimadísima Ananda:
ResponderEliminarA quién te refieres, a Liz? No me asustes, pienso que pudo morir mi amor, Carmen Molins. Oye, oye, a como ando desconectado del mundo eso me tiembla las entrañas!
Abrazos,
Frank.
P.D. Tengo un mes sin internet en casa. Seguro pasaré así dos meses más, pero volveré a mis andadas blogueras. No te preocupes. Te estimo y quiero.
Amiga Marisa:
ResponderEliminarJajajaja! Mira tú: el rey Tuk era de menor rango, y por eso, seguro, su tumba se perdió más en las arenas. Ahora está más vivito y coleando que cuando fue faraón.
Abrazos,
Frank.
...escribí un poema en honor del rey Tuk, lo colgué el pasado año y aparece originalmente en mi primer libro de poemas "Torre de vigilias" y "Fingida lágrima". Se titula: "La bendición de Tutankamón" (disculpa si lo escribo mal).
ResponderEliminarAbrazos,
Frank.
Tal vez haya elegido una posibilidad de suicidio premeditado, ¿cómo se caratula formalmente una muerte así? No es accidental porque él medió,ante los cielos y en la tierra, haciendo todos los cálculos para que este sea el gran escape,o sea el espectáculo mejor rentado.Un alto precio para pagar el descuido de sentirse invulnerable.
ResponderEliminar¡UNA PENA QUE AÚN LE DUELE AL HOMBRE COMÚN! UNA LEYENDA DE OSADÍA: HARRY HOUDINI.
http://enfugayremolino.blogspot.com/
Estimada:
ResponderEliminarNo creo Jesús haya existido. Un ser así solo puede venir del cosmos, lo que somos pero que aquí escasea mucho. Sí creo lo que él dice pero nadie lo cumple porque existen muchos intereses. Aquí el único dios es el dinero y la Coca Cola.
Abrazos,
Frank.
Te comparto este antipoema mío:
ResponderEliminarEL MEGACONCIERTO DE DIOS
El espectáculo más grande
de todos los tiempos
es un mega concierto
parar celebrar en un escenario moderno
la segunda venida del Señor.
Católicos, aleluyas, judíos y hasta ateos rugen
en el coliseo más grande
y deslumbrante del mundo
construido para tales efectos
en la tramposa ciudad de Pekín.
En el momento culminante,
después de hacer de teloneros
Michael Jackson, Shakira,
Juanes, Madonna, The Rolling Stone
y otros infusorios más,
evanescentes luces
hasta la total oscuridad,
los cantos gregorianos
se encienden,
silencio absoluto de los miles
ahí presentes y miles de millones
alrededor del orbe,
la luz láser redonda y amarilla
en la mitad del telón
por donde deben aparecer
sugerentemente los dedos de Dios…
Y por fin, a redobles de tambor,
el opulento y caro cortinaje
comienza a moverse
para sus respectivos lados
al tanto que una inesperada
urna de cristal de Bohemia
convoca una gran exclamación
de asombro de los sudorosos
y sedientos fanáticos reunidos:
asintiendo todos al unísono
del misterioso significado
de escoger Dios ese traje tan actual,
alaban a la botella de once onzas:
el Dios Coca Cola.
Querido Frank:
ResponderEliminarEn cuanto te he leído he ido a informarme de todo lo de ese mago Houdini.No lo sabía. De hecho cada vez que te leo me doy más cuenta de que eres un hombre como los del renacimiento porque tocas todas las teclas..tienes un bagaje cultural diverso y eso lo plasmas en tus poemas . Ese Houdini no pudo librarse de la muerte y no pudo comunicarse con su esposa después de la muerte con el código secreto..de ahú tus palabras
"No lograste, Harry,
el escape final"...Como siempre tu existencialismo intensa y repetidamente impregnando tu rima , me parece genial tu poesía.
Cuando mi marido murió también me indicó que me haría una señal para comunicarse desde el más allá si era posible aunque ambos éramos agnósticos..Me pasó como a esta mago y su esposa..jamás llegó señal alguna.
Un beso!
No, no habrá Mesías.
ResponderEliminarNi tampoco milagro.
Game Over.
Saludos.
Toro..sí..la vida cuando se acabe: Game over ! genial!!
ResponderEliminarFrank, que murió la última ayudante de Houdini no te asustes. Se llamaba Dorothy Young y como dice Toro Salvaje, su game over ha sido con 103 años. Y fíjate que cosas tiene la vida-muerte: game over para ella justo el día del que hubiera sido el cumpleaños de Houdini.
ResponderEliminarEso del game over va a pasar a la historia. Habrá que preguntarle si cobra derechos de autor, jajaja
Besitos, me alegra que estés bien.
Estimado Frank: Muy buen poema, muy logrado, nos entregas un poema redondo y brillante, como la vida misma.
ResponderEliminarUn abrazo fraterno
Los que no "salimos" somos nosotros como país de esos "jodines" que son las hermanos Arias Sánchez.
ResponderEliminarLe digo algo, ojalá usted pueda ver de alguna manera la película que está en la Sala Garbo: La cinta blanca. (comentarios en mi blog).
Oye, ese que está en esa alberca, el de la foto, ¿es Houdini o es usted?, estimado poeta maldito. Se parecen.
Estimadísima Antonia amiga:
ResponderEliminar...la única señal que veo después de la muerte es la de la vida. Por eso me gusta tanto lo romano y lo etrusco, porque eran sibaritas, trogloditas... y pare de contar. No había en esa dimensión el fanatismo estúpido -valga decir- que exhibían los tontos judíos –valga decir- y su esperado mesías. Aún lo aguardan y ese cuento se lo tragaron al final del imperio, cuando ya no había nada que hacer: aquí en América Latina la tal virgen María puede más que una antigua diosa egipcia.
Disculpa mi retraso en contestar: en un mes o por ahí tendré el servicio de internet restablecido.
Abrazos,
Frank.
Amigo poeta Toro:
ResponderEliminarPor supuesto, estamos de acuerdo: nada de nada! Solo esto que estamos viviendo con mucha intensidad y amor.
Abrazos,
Frank.
Estimadísimo Willey:
ResponderEliminarEse de la alberca se parece a Frank Ruffino. Jajajaja! Algún día escaparás de la ilusión de las cosas.
Abrazos,
Frank.
Querida poetisa Ananda:
ResponderEliminarJajajaja! ... seguro todos vivimos tiempos extras, pero algo en nuestro sistema no nos deja despacharnos del mundo: cuesta morirse! La vida es algo sorprendente, y más la consciencia que al parecer está fuera de ella.
Abrazos,
Frank.
¿Aún Ruffino en la alberca?
ResponderEliminarvivimos para no encontrar el regreso!!
ResponderEliminarinteresante poema existencial
saludos
Estimada poetisa Luissiana:
ResponderEliminarGracias por pasar. Se te recuerda.
Abrazos,
Frank.
Amigo Willey:
ResponderEliminarSí, en la alberca. Cuando vi esa foto de Houdini también me asombré: el tipo se parece a mí, al menos ahí dentro como pez.
Abrazos,
Frank.