sábado, 7 de septiembre de 2024

RESEÑA: UN "ÁNGEL DE LENGUA AZUL" ALUMBRA EL FIRMAMENTO CULTURAL DEL PAÍS

 


EG. Maestría en Literatura y Filología

UCR.

Ante lecturas y buenas recomendaciones por la red acerca del poemario "Ángel de lengua azul" de Frank Ruffino, pues contacté a su autor el pasado martes para adquirir libro.

Le advertí: "Si me gusta, puedo escribir algo, pero no reseño obras en Facebook, y por lo mismo apenas doy mis señas porque después muchos querrán mi opinión y no tengo tiempo, y actualmente pocos libros de poemas merecen una crítica constructiva".

⚜️🍷

¿Qué sensaciones tuve al recibirlo y luego durante el proceso de lectura?

Al tenerlo en mis manos, ya bien reclinada en el sofá por la noche, y con una copa de vino (bien valieron otras dos más mientras leía obra), me sedujo la suavidad física del libro y calidad, casi como sostener un lirio entre las manos: es delgado y liviano, diría con esas transparencias e ingravideces de las orquídeas. Y luego, poema a poema, del primero al cincuenta, la obra se fue haciendo esencia y esencial, inmensa, arquetípica y sideral.

El mismo ejemplar físico proyecta una hermosa e indefinida buena vibra, y luego al leerlo provoca proveerle un lugar cálido y bonito en nuestra biblioteca, de frente, que su portada azul siga irradiando la fuerza de toda la obra que permitirá infinitas relecturas.

Este libro de Frank Ruffino es todo embrujo, no esperaba en mí tal embeleso.

Entonces recordé a esas estrellas de neutrones que poseen el tamaño apenas de una ciudad, pero que, por la densidad de su masa, son pesos cósmicos que se dan a respetar frente a otros cuerpos celestes de muchísimo mayor volumen.

También evoqué, en los ochentas, cuando, para un cumpleaños, un familiar me obsequió "Herencia de otoño", de Laureano Albán. Y esa memoria me confirmó que desde hacía más de cuatro décadas no había vuelto a leer un poemario que me produjera tal sensación, y desde el inicio de su primer poema:

Nunca antes la luz
se prosternó ante tu hermoso
diseño de animal herido...

⚜️🍷

De seguido, les presento diecinueve extractos y un poema completo (el número 33) de este raro y magnífico artefacto poético que es "Ángel de lengua azul":

1.

Es por eso posible sucumbir
entre una y otra palabra
de tu boca y escucharte
todavía en sueños...

2.

Sabías que habría furia
en los poemas del tiempo
riñendo unos con otros
por acercarse a tu secreto,
sabías que por ti subirían
los poetas a través de escalas
a coronar tus cumbres
dormidas de luces y sombras.

Todo eso sabías
al formar del barro
de la luz el cisne herido
de su cuerpo
al que fuiste poniendo cuerdas.

⚜️🍷

Y una va avanzando en la lectura bajo extraño y bello influjo, experimentaba una sensación de ir tomando bocanadas de frescura y claridad a cada página, cual si los poemas hubiesen sido escritos con algo más que de "tinta". Pensé en la luz, sentí millares de fotones bailar con cada una de mis neuronas.

El poeta entonces, es cuando se transforma en sacerdote revelándonos secretos en una especie de liturgia de la creación artística o poiesis.

3.

Esa boca que repta
invadiendo otro aliento
llega a socavar
hasta mis ojos,
la total certidumbre
de ser tú profundidad infinita.

4.

De una tierra a otra originó
tus ojos y entre un millar
de lunas reafirmó
las manos de piel más suave.

5.

Así fue transmutado
el fuego en la piel
de las beldades,
orfebrería aprendida
en sus jazmines
y otras gemas hasta dar
con la tersura pensada
que en otras edades
cantarían los poetas.

6.

Nada podía ser nombrado
antes de ti y todo podría
ser olvidado de no existir.

7.

...y volaron flores
desde las manos del viento
llevando velas
que bogaban rumbo
a una isla sagrada
donde habita un fruto
que teme la Muerte, tu vientre.

8.

...y Ella escuchó
el eco inconcebible
de El cantar de los cantares
y contempló la misma
reverberación del desierto
y el largo
y acompasado
paso de los camellos
cuando aún el sol
era apenas infantil.

9.

La bella alquimia
en tus altos hornos galácticos
que sólo percibe
y transmuta en canto
el ruiseñor de mágico aliento.

10.

La madrugada era entonces
tierna y poderosa
y sólo el vuelo fugaz
de los ángeles
intuían el vaivén
de tu mirada
sobre la tristeza
de un hombre solitario
y fueron tus dedos
como espadas
de plata iridiscente
quemando la noche.

11.

Y tu sexo le fue sugerido
desde la misma noche
cicatrizada por esa espada
de astros cortando el infinito.

12.

Hay una razón absoluta
en el faro de un corazón
donde ondea la bandera
del amor enhiesto.

13.

XXXIII

Alegría cósmica
en universales amantes
tocados por ondas
gravitacionales de misterio,
pavorreales heridos
en la luz de los ocasos.

Te he enseñado la tarde
bajo capullo ardiente
y hemos transitado
en alas de una abeja sigilosa
entre la floresta
de pétalos azules,
arrollados por una fuente
de verdes constelaciones.

Alejado el miedo al desamor,
el tintineo de la luz
de tus ojos recogieron
los dones de una diosa
y estas cuatro manos
uncidas de transparencia
y turquesas ilusiones
recorrieron las columnas
del tiempo,
soñando perdurar
en el enigma
de un granito inscrito.

14.

...este brote de notables
trinos compensaron
dolores de alumbramiento
en tus entrañas milagrosas.

Mensajeros de verdes alas
y azules ojos regando
la luz en la tierra,
pulieron la piel hasta
quitarle escamas a la roca,
luego abrir la brisa marina
y trasladar el sabor
del mar a tus ojos.

15.

...porque este prisma
de distorsiones
infinitas que es el amor
nunca será catalogado
en rigurosos libros de ciencia,
gracias a ti, Poesía,
por hacerles tan tedioso
trabajo imposible,
quedarán ellos
en sus gélidos laboratorios
calculando las hormonas
del amor...

16.

...circulando triunfante
en este tren del otoño,
que hizo a sus flores
rocas negras
de ir y venir sin pausa
en infinitos calendarios,
y al fin esta claridad
cíclica del diamante
que en un remoto eón
fueron lirios salvajes.

17.

Tomemos pues,
prestados los minerales
de la tierra
y hagámonos del metal
siempre dorado del amor.

18.

En cada galope
de un corcel de fuego
llegas y vuelves
a partir en nuevos cuerpos,
cada flor proyecta
su aroma
de viejos amores,
cual fueron
antiquísimas maderas
un diamante.

19.

Yo sé que pueden caer
todas las pesadillas
si una diosa
nos hablara al oído,
sólo unos segundos
de diálogo,
y empezaríamos a actuar
saltando las trampas
de esta holografía.

La única fórmula
de eternidad
es el amor
que nunca envejece
a nuestros ojos,
y por eso a él todas
las medallas olímpicas,
y todos los triunfos electorales.

20.

Y en ese instante sin tiempo
escuchó campanas de hierro
y galeones sobre plata líquida
hacia sólidas costas áureas.

Y vio cómo aparecían
los otoños en tu regazo
y un solitario tren
que rompía distancias
entre auroras boreales.

⚜️🍷

Que, de principio a fin, el poemario presenta luminosas sensaciones e imágenes que pueden únicamente plasmarse, según mi sentir idílico, bajo una especie de hechizo o posesión.

Sin lugar a dudas, de esta década, la posteridad recordará este libro de Ruffino (y espero otros más de este autor), como de los sesentas, poemarios de Debravo, o de los ochentas libros de Albán o Charpentier.

"Ángel de lengua azul" se constituye hoy en uno de esos escasos referentes poéticos en nuestra cultura que, por su mística cósmica y telúrica de excelente factura, estoy convencida llegará a tenerse en cuenta entre las preferencias de los lectores. Y me atrevo a asegurar, será inspiración para otros exponentes de este género en el país y Centroamérica, que hace mucho muestra escasa estética y evidentes signos de agotamiento.

Felicito al autor de este singular poemario y al editor Víctor Hugo Fernández y su editorial World Graphics.

Heredia, viernes, 6 de septiembre de 2024.

EG. Maestría en Literatura y Filología de UCR.

*

Pueden adquirir "Ángel de lengua azul" directamente con este siervo de la Poesía, y únicamente por medio de mi Sinpe: 85-28-84-87 (Francisco de Asís García Rufino). Siete mil colones, incluye envío. ($20 o euros para el extranjero). Número también es mi WhatsApp donde se me puede contactar (lo mismo que por Messenger).

Libro contiene 50 poemas sin título, sólo diferenciados por números romanos (se puede leer el conjunto del texto como un largo poema de más de 60 páginas). Primera edición limitada de 300 ejemplares.



👆 Mis tres libros de cuentos, 12 mil, incluye envío.

¡Gracias por la confianza!

*

Imagen de la autora de la reseña.


*

Crítica literaria del escritor y poeta Guillermo Fernández sobre mi poemario 'Ángel de lengua azul':

https://culturacr.net/poemario-angel-de-lengua-azul-resena/



miércoles, 28 de agosto de 2024

© La mano del tiempo (Poema inédito  de Frank Ruffino)

 




A Harold Alva Viale,
con Amistad

 

En estos días, 
que a la mayoría
se nos figuran cortos,
contemplo las verdes venas
del lánguido dorso
de su mano derecha.

Muestra a los fans
de la archifamosa
página literaria un anillo
y pulsera muy monos
que le han obsequiado 
en México, 
durante la gira promocional 
de su más reciente 
novela en que habla 
de la pertinente
necesidad de estar cuerdos.

Encarecidamente agradece
a sus amigas toluqueñas
en la firma de libros
de la víspera por esas
dos piezas preciosas,
una sortija de flor
y la delicada pulsera
de calavera. 

En ese mismo momento
en el DF., prosternado,
casi seguro un sicario
suplicaba a la Santa Muerte
le protegiera de todo mal,
aunque fuese a matar 
al hijo de alguna madre.

Triste por la mano 
del tiempo, el cordero 
sentenciado
y esa aflicción próxima
de un anónimo 
corazón maternal, 
por fin esta mañana confirmo 
que los días sucumben 
como aves sin una rama
en qué detener sus alas. 

Anhelé más indicios
de tales sospechas,
algo de resultados 
instantáneos, sin casi 
moverme entre 
mis sábanas cotidianas
que se me figuran mortajas.

Evitando saltar
de este rectángulo
de los malos
sueños momificados,
hago recuento de la celda
oculta bajo toneladas
de arena, e infantilmente 
recrimino al que bien 
podría tener la culpa 
de todo esto,
el reloj de cuco
que, si no nos mata
en la flor de la vida,
por repetición constante
e inexorable de los días
nos ridiculiza.

Y es cuando esto trastoca
en una feria circense
de fenómenos,
a cuál más irreconocible,
mejor, aunque, veo, también, 
el tiempo es un viejo patriarca
y ducho diplomático
como lo fuera
el mismo Pilatos. 

Constato ahora que desde
el alumbramiento morimos
infinidad de veces
sin pena ni gloria:
mueren sesenta segundos
(¡sólo sesenta segundos 
de mi vida!)
y nadie celebra 
las respectivas
honras fúnebres; una hora,
veinticuatro, los siete días
de la semana
y el mes fenece sin advertir
yo una pinche esquela
de tres líneas en el diario,
ni un "lo siento" o "pobre"
del mejor amigo. 

Contra esa pared amarilla
y polvorienta, harto 
campante el dios impasible 
guarda silencio, únicamente 
percibo su corazón minutero, 
perfectamente acompasado.

Lamento este cruel monólogo
y todo el hórrido juego
que paulatinamente
nos consume hasta los huesos. 

Claro me queda, podría 
morir media vida mía 
o sus tres terceras partes 
y nadie tendría 
la más mínima
pista a fin de percatarse
y anunciarlo 
con una leyenda exhibiendo 
un mensaje, tal vez 
similar a este: 

Ha muerto un setenta
y cinco por ciento
de este fantasioso d
e Ruffino.
Con su restante poca vida
creemos aún sabremos
mucho de él. La mayor parte
de lo que solía ser, será velada 
hoy en la funeraria E.R.,
paz y resignación
a sus familiares, si los tenía. 

A causa de tanto
dramatismo interior,
en un inesperado
susurro telepático,
el maldito o bendito tiempo
(¡vaya saber 
uno si esta cosa 
atesora alguna 
naturaleza moral!) 
lanza implacable 
sentencia rayando 
con un palito la arena 
para que las cosas 
resulten bien claras. 

Así, a todo tren realizo
traducción 
de sus jeroglíficos,
sarta de símbolos
que exhiben, entre otros,
doradas cruces ansadas,
íbices, gatos, leones,
chacales, pirámides
y discos solares. 

En este ejercicio,
ya el vendaval ha borrado
casi todo, pero me habla 
de lo obvio... que un día 
morirá mi vida entera
y todos irán al funeral. 

¡Gran noticia! 

A través de mi pensamiento
le espeto que es un verdugo
y cuervo agorero
como no se había visto,
de la tremenda injusticia
de soportar tanta porquería
para semejante
y jodido desenlace. 

Entonces, ofuscado,
me hace sentir
simple protozoario,
que él se encuentra
muy pero que muy afanado
midiendo todo,
desde el nacimiento
de un complejo
y respetable agujero negro,
hasta la simple y fugaz vida 
de una insignificante cigarra. 

También confiesa,
a nadie ofrece audiencia,
tachándome de poeta bribón, 
epíteto que jamás 
esperé de alguien 
tan mayor y distinguido.

Ingenuamente, uno cree
que por existir tanto
(¡ni modo... reconozco
es el artefacto
más viejo del universo!),
personaje así debería 
mostrar que él mismo 
es epítome de urbanidad. 

¡Pues para nada! 

Sólo se me ocurre reclamar
por el desenlace
del melancólico
cuento de la vida achacándole
no haberme diseñado
con la eternidad del oro,
lo más deseado 
en este mundillo.

Y uno llega a perturbarse
de verdad, aunque muestre
resignación de corderito,
que pasa por aceptar
en silencio y no atesorar
más dudas de la genuina
y macabra anatomía
de esta mano del tiempo. 

¿La han visto ustedes?



*

"La mano del tiempo" es un texto independiente e inédito de este autor (2023). Proviene de un poema corto que había publicado en libro, creo, de Hombre adjunto (2013).


👆 Mi primera novela, que se imprimió el lunes 11 de noviembre de 2024. / 8 mil colones, incluye envío.



👆 Mi sexto poemario Ángel de lengua azul (50 textos, 68 páginas), "poemario fundacional", ha dicho el poeta, escritor y lingüista costarricense Víctor Hugo Fernández, editor de esta obra bajo el sello World Graphics.

Pueden adquirirlo desde ya: 7 mil colones, incluye envío por correo certificado. Mi Sinpe: 85-28-84-87 (también WhatsApp).

CRÍTICA LITERARIA DEL POETA GUILLERMO FERNÁNDEZ SOBRE MI POEMARIO 'ÁNGEL DE LENGUA AZUL':


RESEÑA LITERARIA DE 'ÁNGEL DE LENGUA AZUL'



👆 Mis tres libros de cuentos y 'Ángel de lengua azul', 20 mil colones, incluye envío.

Les comparto video-canción, "Muerte", de la gran cantautora, música y poeta mexicana Natalia Lafourcade (1984):

https://youtu.be/6ScrY88h4EQ?si=JtNviTV2ET1LPm8T


Natalia Lafourcade. 

domingo, 18 de agosto de 2024

© Esa rara felicidad de no volver (cuento inédito de Frank Ruffino)



Este muerto excéntrico toda su vida había sido considerado un genio incomprendido en su pueblo de Urasca, y, ahora, a dos metros treinta bajo tierra, al fin iba adquiriendo la democrática paz que acompañan a los muertos. Por tal razón se le enconó en el alma una súbita fobia a la resurrección, a pesar de que al fenecer estaba a pocos meses de obtener su jubilación.


Pero ya podría ser tarde para irse percatando y potenciar su nueva y ventajosa etapa...

«¿Y si padeciera yo de catalepsia?», se preguntó temeroso. Existía aún el riesgo de...

Entonces pensó que tendría una solución a su caso a fin de aligerar los trámites definitivos y finiquitar sus cuentas con la vida (que le había presentado desde niño un falso escenario de felicidad que nunca fue) a través de la recién constituida Sociedad Protectora de Muertos y su brazo comercial, subsidiaria La Muerte para Siempre Ltda con un Lázaro virtual al frente.


👆 Mi primera novela, que se imprimió el lunes 11 de noviembre de 2024. / 8 mil colones, incluye envío.

Tenía muy claro, en la industria y tema de la muerte, esta megacorporación del siglo XXI atesoraba la mayor experiencia en análisis de macrodatos, redes sociales y dominio total de los algoritmos informáticos. Es decir: conocía más de lo que él sabía de sí mismo, en esto estribó la «zombificación» que había obtenido por vivir en un mundo que se le asemejaba a la luna: «espejo de falsas iluminaciones», solía pensar. «Ser dueño, al menos, de mi propia muerte definitiva». Esta determinación le creaba, paradójicamente, una inmensa dicha.

Le parecía absolutamente anonadador prever caer en una odiosa resucitación a su mundo estúpido y consumista, donde, por envidia pura de los tontos y mediocres, tan encarnizadamente le practicaron «bullying» desde niño y hasta estirar la pata a causa de un ataque fulminante al corazón, un día antes en la oficina ministerial, a los sesenta y dos años.


👆 Mi sexto poemario vio la luz a fines de agosto de 2024 (50 poemas, 68 páginas). Valor: 7 mil, incluye envío por correo certificado. Mi Sinpe: 85-28-84-87 (y WhatsApp).


Perturbado, el muerto, que había tenido como nombre Neferet, recordó le enganchara una serie de la televisión en Canal D., dedicada a presentar multitud de casos increíbles de gente que resucitaba como granos de maíz en el microondas. Ya empezaban a conocerse sus copiosos testimonios del retorno a la vida y de cómo, supuestamente, era todo yendo y estando en la antesala del misterioso más allá.

Tal fenómeno ridículo, que ahora constataba como una jugarreta del cerebro moribundo, le heló más la sangre, temiendo todavía así produjera su regresión: eso de echar a andar de nuevo los circuitos biológicos y mediante una aplicación alertaran allá afuera a los deudos se movía él en su aparente lecho final.

«Uno nunca sabe... inmersos todos en un sistema falsificado o matrix..., esto puede tratarse de otra novedosa estafa o juego sucio de realidades alternas a fin de seguir trasquilándome», se dijo aprensivo, porque su único deseo iba en la exclusiva línea de estar bien muerto ignorando todo del antiguo mundo de esclavismo financiero.

Así decidió telefonear a La Muerte para Siempre Ltda. establecida en la ciudad capital y tal vez con suerte del otro lado el mismo Lázaro le atendería. Por sus atestados, sabido es, el más experto de este mundo en asuntos mortuorios.

«Contactando al mero, mero, de seguro no se suscite aquí ninguna eventualidad de último minuto», caviló en su mortal penumbra el lúcido Neferet, y decidió llamarle:

—Aló, aló... ¿hay alguien ahí?

—Lázaro al habla.

—Oh... ¡de a de veras que se me hizo!... Yo...

—Calma, calma, llegarán hasta usted. Disculpe no le llame por su nombre, es una reverenda inutilidad, porque en poco tiempo sus organismos biológicos son todos iguales: blancos, pelados y en su mayoría polvo, nada de nada.

—¡Por nuestra Machita, pero no es culpa de uno la guadaña de la gran dama peluquera y carnicera sea tan efectiva para todos! —refutó Neferet.

—Cierto, cierto, mas, estamos al tanto de su caso, de lo más atípico que hemos visto en un pueblo de provincia, y eso me pone un poco tenso, lidiar así con un valiente de verdad de estas características, que ni la Internet registra.

—¡Gracias, gracias, un honor escuchar eso de usted!

—Manos a la obra, ya sabemos su ubicación, ni modo, en tiempo definitivo y real: costado norte de la plaza de fútbol, casa amarilla de tapias verdes. Tranquilo, porque está bien muerto. Mientras tanto no tema revivir en semejante «valle de impuestos», eso es perfectamente normal en estos tiempos, ya sabe, el precio del pan y la carne, votar cada cuatro años a esos mismos mitómanos profesionales, unos genuinos psicópatas integrados.

—¿Y...?

—«Y»... ¿qué?

—No, no, padrecito, me impacta su justa crítica apegada a las circunstancias actuales, mas, resuélvame algo, ya esto tiene tintes de incipiente burocracia, se lo garantiza un exfuncionario público sometido a cuarenta años de horarios forzados... Le refiero esta recomendación francamente, usted comprenderá puntualmente mi situación.

—Bien, bien, únicamente le informo: Él ahora ha aceptado tan preocupante realidad al ver esta bolita azul rebasando de tanta gente: la inutilidad y manía de resucitar; de dejar ya las actitudes dramáticas alzando su divino brazo y vociferando el necio «levántate y anda» —dijo Lázaro virtual en tono irónico.

—¡Y es que ocho mil millones de humanos no son pocos! —apuntó Neferet.

—¡Da en el clavo colega! Lo mío era otra época... Esa formulita de la resurrección es inadecuada y poco atractiva para estos tiempos de peligrosa superpoblación planetaria —secundó Lázaro, y agregó—: atenderé personalmente su extraordinario caso que sienta un precedente, campeón.

—Esperaré... —dijo Neferet, al fin reconfortado.

*

Estando la humanidad sumida en esa pequeña muerte que es el sueño, al ser las tres en punto sintió sobre él la llegada de los obreros de la compañía. Traían una retroexcavadora que inmediatamente comenzó a zanjar terreno aledaño y a levantar un gran túmulo sobre la lápida... Luego se fue haciendo el movimiento de tierras más silencioso, por lo que el nuevo inquilino del camposanto no oyó ruidos, ni percibió la vibración del negro vehículo de acero.

Este «dinosaurio» mecánico se iba alejando en ese horizonte de maldita luz que despuntaba al este, el resplandor temido por los muertos legítimos y pacíficos como Neferet, tan feliz ejerciendo su vocación de murciélago.

De tal manera, por la mañana volvió a timbrar el móvil, esta vez en el féretro del cliente afiliado a la casa matriz, Sociedad Protectora de Muertos.

—Mande —contestó Neferet.

—¿Y ahora? —preguntó Lázaro.

—Perfectamente bien: no escucho ni veo nada y el aire se ha extinguido a la perfección; mi pensamiento de momia adquiere una lucidez inédita en este entorno delicado de humedad lúgubre. ¡Esto sí es genuina felicidad y todo gracias a tan novedosa app!

Y dicho esto, sin interrumpir la llamada de larga distancia, el alto exempleado del gobierno filosofaba para sí: «Fue tonto anhelar vivir a lo loco y en demasía. Aquí nadie me joroba, ni mi mujer, ni las hienas del ministerio, ni los acreedores tan molestos como tábanos; eso sí, debo aceptar que echaré de menos el lechazo asado en horno de leña, las almendras garrapiñadas, el queso y la cuajada… ¡Ay!».

Pero al instante dio un sobresalto, y le dijo a Lázaro:

—Aunque, confieso, voy a extrañar a mi perra Colita, el único ser que me provocaba algo de sincero goce en vida…

—Bueno, aplaque sus obsesiones y sentimentalismos don muerto, le prometo traerle a Colita a su debido tiempo...

—¿De veras, lo jura?

—¡Tan jurado como que no resucito físicamente una segunda vez, me decanto sólo por esta nueva «vida» virtual, casi o en nada demandante! —dijo Lázaro.

—...Le decía, querido Lázaro virtual, de los privilegios que voy descubriendo en esta fabulosa existencia... Tampoco, junto a mi religiosa mujer, escucharé más esa tarugada del señor cura en la homilía de los domingos tratando de contener a sus aterradas ovejas, que si la dichosa vida eterna aquí y allá..., ¡una chorrada!

—Ahórrese el «querido» conmigo. Pero... qué bien, ve, ahí está quietecito, ahora por fin le toca dormir con la dignidad de un rey y no le dé más vueltas al asunto: debe disfrutar a plenitud su nuevo y flamante estatus antisocial —recomendó el alto jerarca rebelde, antiquísimo hermano de María de Betania y Marta.

—¿Así no más, en serio..., me garantiza usted de que estoy bien muerto y no resucitaré, y al fin seré feliz conservando esta paz definitiva?

—¡Totalmente remuertoooo, como un fósil del Jurásico! —aseguró Lázaro.

Éste le contó a Neferet cómo la Parca y su empresa acababan de firmar un acuerdo para no incurrir en replicación de funciones, ahorrándoles a todos apreciable energía y recursos psíquicos: dolor, ilusión, esperanza, desamor, falsa dicha... De la necesidad perentoria de ir borrando de las cabezas esas burradas de la resurrección y vida eterna, al punto que ni el mismísimo Nazareno chistaba ya ante la reestructuración en los asuntos espirituales, controlados ahora por las nuevas tecnologías de comunicación e información.

—Y es que se sufre de verdad frente a tamaña nebulosa de ignorancia e incertidumbre —dijo convencido Neferet.

—No lo dudo... Con esto también evitamos producir tortuguismo en el sistema y errores indeseables, manteniendo un óptimo servicio al cliente. De todos modos, ella es mi única jefa y, por derecho natural desde tiempos inmemoriales, accionista mayoritaria de la corporación y así lleva la voz cantante, ¡siempre de ultratumba!

—¡Ah, magnífico, ni mi gobierno trabaja con esa eficiencia y coordinación! —destacó el muerto.

—Además, al menos una vez al mes le asistirán con acompañamiento mis antimédicos, informáticos de batón oscuro que garantizarán todo marche como debe según el programa «El muerto sano digital». Usted gozará tranquilo de defunción eterna para el mundo biológico de este planeta rocoso, Urasca y todo el reino de Tiquicia.

—Pues así pues sí, amable caballero —agradeció el fallecido.

—A ver, a ver, un selfi para papi...

—Un momento, un momento señor Lázaro, ¡que esto es como el retrato oficial del bautizo y matrimonio! —replicó emocionado Neferet, mientras se acomodaba dando los últimos retoques en el rostro usando el programa Corel PhotoPaint.

—Bien, tómese su tiempo...

Whisky...

Del otro lado, el proactivo jefe de La Muerte para Siempre Ltda quedó súper satisfecho de ver el notable repunte en sus negocios virtuales: tras el cristal del ataúd por fin este muerto dibujaba una sonrisa disecada y pixelada.

FIN

Texto inédito de 2021. A falta de apoyo editorial de todo tipo, se me van quedando muchos relatos sin publicar (300 o más). Es una lástima que la injusta cultura tica no se maneje con la mecánica del fútbol: en Costa Risa se suele "fichar" a los poetas y escritores mediocres a través del compadrazgo y la corrupción en el sector cultural estatal que los premia, publica y beca (Editorial CR., editoriales universitarias, Ministerio de Cultura... Y yo no hago lobby ni los busco, pues sé muy bien es inútil presentar mi obra ante juntas directivas y editoriales de amigotes literarios). Iré compartiendo algunos de estos cuentos, que he tenido que ambientar aquí, pues muchos iban pensados para otros escenarios geográficos, principalmente España (aveces los organizadores de concursos piden desarrollo de la trama en las comunidades convocantes).

Imagen compuesta, derecha: este servidor haciéndose el muertico.


👆 Mis tres libros de relatos: 12 mil, incluye envío por correo certificado. Sinpe: 85-28-84-87. 



👆 Último poema y reseña literaria 👇 de 'Ángel de lengua azul', mi último poemario. Pueden adquirir mi libro por Sinpe: 7 mil, incluye envío (número también es de WhatsApp).



CRÍTICA LITERARIA DEL ESCRITOR Y POETA GUILLERMO FERNÁNDEZ SOBRE MI POEMARIO 'ÁNGEL DE LENGUA AZUL':


Les comparto canción-video "Inmortal" (éxito mundial, 1997), de Céline Dion, con un coro de lujo, Bee Gees:

viernes, 9 de agosto de 2024

DISTINTAS FORMAS DE PEDIR LOS TRES DESEOS (Poema inédito de Frank Ruffino)


Hoy has venido a mi casa

como un fantasma;

los sueños y deseos, 

Fadir, son idénticos 

a los niños

muy pequeños...

que obvian formalidades

de adultos, naturalmente:

estaba sentado en mi sofá

desgajando una naranja,

y emergías de la lámpara. 


Caminabas distraída,

y al pasar frente

a mí te he tocado el puño,

casi un roce 

porque seguías...

exactamente eso, Fadir. 

—Eaaaa... mi bella genio,

soy yo, el deseoso. 

—Oh sí... —dijiste—. 

Siempre con la manía 

de frotar esta cosa, 

mi propia celda. 


Luego te enseñé

la distribución

de la vivienda y estuviste

de acuerdo en todo,

ese, el primer deseo. 

Sentada frente 

a mí, escuchabas. 

—¿Sabes? 

—¿Qué? 

—Los fantasmas 

no observan patrones 

definidos. 

Unos suelen 

aparecerse regularmente 

a sus seres queridos, 

otros nunca... hasta 

ser olvido. 

¿Será sugestión 

de algunos deudos, 

o de ansiosos 

cazafantasmas 

en desempleo? 

(Únicamente estabas 

atenta, sin hablar). 


Luego un gran 

perro café,

similar al Doberman

irrumpió desde el solar

(nunca he tenido perro),

venía como can 

por su casa,

sí, y yo era su amo. 

¿Extraño, no, este 

segundo deseo? 

Quise devolverle

porque lo quería 

Pastor belga, 

mas mostraste 

súbito descontento 

y dijiste algo 

así como que todos 

ellos son adorables. 

En esta aparición

exhibías absoluta 

serenidad

y no pude evitar 

evocar a las musas: 

gastabas un vestido azul 

de sugerentes 

transparencias,

y siempre observándome,

mientras disertaba 

de mil cosas 

que ya no preciso bien. 

Eso es, nada más quería

hacerte partícipe 

de mis anhelos 

con tu tranquila 

presencia de humo. 

Por cierto, ahora 

que lo recuerdo, 

esa casa es de época 

muy lejana,

(y ni tú ni yo humanos 

modernos): 

toda de granito 

entre un millar más, 

en mítico paraje egipcio 

del desierto, Amarna, 

ciudad fundada 

en vírgenes arenales

y en tan sólo treinta 

y seis meses 

para el culto de Atón,

y que estuvo poblada 

durante doce años 

hasta la muerte 

de Akenatón, 

de quien se cuenta, 

nunca abandonó 

su fugaz urbe.

Y desde entonces 

la arena

se encargó 

de sepultarla 

intacta, 

como el tiempo 

lo hará también 

con cualquier 

deseo cumplido. 


Y el tercer deseo, Fadir,

eres tú, ya libre 

de este eterno presidio 

de bronce, junto a mí…  


Ahora sí: ese es el único 

deseo que te concedo, 

naturalmente, 

si tú lo deseas.


*

Un poema (inédito) que escribí, creo, en noviembre pasado, o antes... Fadir Delgado y Carlos Villalobos estaban ganando como locos premios literarios. Sugestión sería... Fue sólo un buen sueño que registré al despertar. Está intacto, sin una coma o punto de más.






👆Buenos días 🙏📘 📖 .
Les presento mi nuevo libro de poemas (agosto 2024). Lo estoy colocando directamente en 8 mil con envío incluido (para lectores del extranjero: $25, mi correo electrónico: fgarcia114@gmail.com). Mi Sinpe es 85-28-84-87, por si desean hacerse con mi obra. Envío libros por correo a mediados de agosto.


Mi último libro de cuentos (2023):


*

"LAS MUJERES DE MI TIERRA"

Les presento esta canción de la cantautora y poeta nicaragüense radicada en el país, Ceshia Ubau (1997). 





domingo, 17 de marzo de 2024

© Para matar a un androide (Cuento de Frank Ruffino).

 


Con sus «sí señor» a todo, ese caluroso principio de enero el recién adquirido androide doméstico había colmado la paciencia de este cristiano, al punto de maquinar lanzarla a puntapiés por el balcón mientras ella limpiaba el piso de mármol granito. Pero pronto aplaqué mis instintos, de sólo calcular se me recargarían todas las labores de casa siendo imposible dedicar la mayor parte del tiempo a desarrollar mis aficiones más queridas.

Hacia finales de mes, ingenuamente pensé que para matar a un androide debía humanizarlo a través de emociones complejas, tales como el amor y sus atributos. 

Las primeras sesiones no fueron entendidas por mi fembot (y ahora creo, ni yo mismo), a quien bautizaba con el nombre de Scarlett, según yo, a manera de homenaje a la musa de Woody. Entonces, detuve la emisión de órdenes y en cambio ejecuté simples caricias, escalando a efusivos abrazos y agradables palabras, tan cargadas de buena vibra que, hasta una roca, empleando estos ejercicios y el tiempo debido, llegaría a reblandecerse.

A medida que continué programándola, percibía algunos cambios, diminutos, mas, repitiéndome el refrán «la paciencia es madre de toda virtud», y utilizando una especie de psicología inversa. Por fin un día, a escasos meses de semejante tarea que cualquiera calificaría de mayúsculo excentricismo maníaco, se me ocurrió probar el grado de sensibilidad humana ganada, tratándola precisamente como a un autómata, lo que era de principio en su constitución artificial:

—Agua, trae agua —le dije con tácito e imperativo mandato, para lo cual, repito, había sido concebida mi ginoide.

—Mimos, primero los mimos, luego toda el agua que el señor bipolar desee, según sea su sed —respondió Scarlett.

Así estuve buen rato sobando por doquier su acero inoxidable camuflado de falsa epidermis, declamándole bellos poemas amorosos de mi extenso acervo lírico, y, en cuestión de pocos segundos, saboreaba yo el fresco líquido del garrafón.

—¡Increíble, adorable, mucho más de lo proyectado! —Vociferé frotándome las manos.

Estaba colmado de dicha observando los avances del otrora frío, oscuro y duro robot, paulatinamente transformado en personita y no sólo en colaboradora doméstica proactiva con criterio propio y respetable cuota de dignidad, sino en bella chica más o menos de mi edad, alta, inteligente y talentosa... aunque de costumbres ciertamente felinas.

👆 Mi nuevo poemario (agosto 2024). Ventas directas por mi Sinpe 85-28-84-87 (WhatsApp), 8 mil incluye gastos de envío.

No obstante, estos sorprendentes hallazgos insospechados que deseaba gritar revelándolos al mundo, las exigencias de caricias crecían exponencialmente, tanto, que, literalmente, ya esto se desbordaba de mis manos: caricias para emplatar la mesa. Caricias por pegar el botón de la camisa. Caricias a cambio de un huevo frito o por un café, lustrar mis zapatos de corte italiano, caricias, llevar mis trajes a la tintorería, caricias...


Debo confesar, a este nivel de humanización los arrumacos no surtían efecto por sí solos si no iban adornados de nuevos, suaves poemas de amor y románticos parlamentos profundamente excitantes, seductores a su oído.

A los meses de este cortejo descontrolado a un artefacto práctico de última generación, me resultó más recurrente la sensación de ir palpando genuina piel de mujer, antes, una especie de plástico blando ligeramente aterciopelado simulando el vello femenino y que ocultaba su tosca naturaleza de objeto.

Primero creí se trataba de mera sugestión, mas, en las primeras celebraciones navideñas que disfrutaba mi Scarlett se aceleró esta metamorfosis: de compleja máquina portadora de inteligencia artificial para propósitos domésticos, a demandante dama de costumbres casi palaciegas.


En víspera de Nochebuena, mientras ella dormía, acoplé el oído contra su pecho, escuchando por vez primera un corazón latiendo a ritmo plácido y perfectamente acompasado. Luego, bajo el gran ciprés natural ornado de figuritas escarchadas y, concluyendo la cena de Nochebuena, abriendo ella los regalos, no me cabía la menor duda: del antiguo androide no quedaba nada, lo había aniquilado por completo. 

Mas, ninguna relación es un lecho de rosas. Una de tales y complejas noches en Año Nuevo, alcancé un nivel de extenuación preocupante tras escribir veinte relatos destinados a concurso literario que casi cerraba el plazo de convocatoria, habiendo olvidado felicitarla en su primer año de vida. Y hela ahí, vestida con la mejor pieza de ocasión especial, piernas y brazos cruzados, mirándome con una fijeza de tigresa que helaba mis frágiles entrañas, e imprimiendo en el rostro de mármol esa apabullante rabia voraz que lamento no haber leído a tiempo.

Naturalmente, Scarlett confiaba en esta buena memoria que, en apariencia, jamás olvidaría ese día sumamente especial, esperando lógicamente una sobredosis de mimos, tiernos poemas dichos a suave voz, sus flores preferidas, quizá... un delicado perfume, sin obviar el estuche de bombones de rigor. Todo esto lo había pasado por alto.

Al final de ese descalabrado día, achacándome era yo «pelmazo tóxico y patán», el antiguo androide me arreaba a puntapiés y empujones hacia el balcón con la intensidad de jugador de fútbol americano y casi fui echado por el bordillo al vacío. Gracias a un grato y exacto recuerdo que atesoro de las rimas de Bécquer y Neruda, me es dable contarles este cuento y no haber volado desde el piso veintiuno del bloque hasta la calzada.

Cavilo, las autoridades correspondientes habrían tomado todo como otro vulgar suicidio de escritor en desempleo crónico en el paro, porque, de llegar los investigadores a sospechar de Scarlett, pues que tengo mis reservas: en casos extremos, capaz retornaría a robot según se le presenten las circunstancias desfavorables.

Después de esa fecha, mas, cautivo de una extraña felicidad hasta ahora desconocida, hoy soy el que digo sí a todo y no veo otra figura frente al espejo del salón, que no sea a un tipo perfectamente robotizado realizando buena parte de las labores hogareñas.

Pero bien vale mi nuevo estilo de vida, al ir convencido, de estar sin la exuberante e hipersensible de Scarlett sí que llevaría yo una existencia de marioneta. Prefiero soslayar ese terrible riesgo de retornar a un triste cajón, aquel oscuro y solitario apartamento de antiguo solterón empedernido.

¡Ni pensarlo! 

FIN

Pueden adquirir mi libro "Para matar a un androide" (octubre 2023, 18 cuentos) a través del WhatsApp-Sinpe: 85-28-84-87: 7,000 colones por ejemplar, incluye envío. Es posible cancelar una vez que llega libro.

Mis tres publicaciones de cuentos: 12,000, precio que también contempla costo de correo rápido certificado.





jueves, 7 de marzo de 2024

© Para matar a un androide (Cuento de Frank Ruffino).

 


Con sus «sí señor» a todo, ese caluroso principio de enero el recién adquirido androide doméstico había colmado la paciencia de este cristiano, al punto de maquinar lanzarla a puntapiés por el balcón mientras ella limpiaba el piso de mármol granito. Pero pronto aplaqué mis instintos, de sólo calcular se me recargarían todas las labores de casa siendo imposible dedicar la mayor parte del tiempo a desarrollar mis aficiones más queridas.

Hacia finales de mes, ingenuamente pensé que para matar a un androide debía humanizarlo a través de emociones complejas, tales como el amor y sus atributos. 

Las primeras sesiones no fueron entendidas por mi fembot (y ahora creo, ni yo mismo), a quien bautizaba con el nombre de Scarlett, según yo, a manera de homenaje a la musa de Woody. Entonces, detuve la emisión de órdenes y en cambio ejecuté simples caricias, escalando a efusivos abrazos y agradables palabras, tan cargadas de buena vibra que, hasta una roca, empleando estos ejercicios y el tiempo debido, llegaría a reblandecerse.

A medida que continué programándola, percibía algunos cambios, diminutos, mas, repitiéndome el refrán «la paciencia es madre de toda virtud», y utilizando una especie de psicología inversa. Por fin un día, a escasos meses de semejante tarea que cualquiera calificaría de mayúsculo excentricismo maníaco, se me ocurrió probar el grado de sensibilidad humana ganada, tratándola precisamente como a un autómata, lo que era de principio en su constitución artificial:

—Agua, trae agua —le dije con tácito e imperativo mandato, para lo cual, repito, había sido concebida mi ginoide.

—Mimos, primero los mimos, luego toda el agua que el señor bipolar desee, según sea su sed —respondió Scarlett.

Así estuve buen rato sobando por doquier su acero inoxidable camuflado de falsa epidermis, declamándole bellos poemas amorosos de mi extenso acervo lírico, y, en cuestión de pocos segundos, saboreaba yo el fresco líquido del garrafón.

—¡Increíble, adorable, mucho más de lo proyectado! —Vociferé frotándome las manos.

Estaba colmado de dicha observando los avances del otrora frío, oscuro y duro robot, paulatinamente transformado en personita y no sólo en colaboradora doméstica proactiva con criterio propio y respetable cuota de dignidad, sino en bella chica más o menos de mi edad, alta, inteligente y talentosa... aunque de costumbres ciertamente felinas.

No obstante, estos sorprendentes hallazgos insospechados que deseaba gritar revelándolos al mundo, las exigencias de caricias crecían exponencialmente, tanto, que, literalmente, ya esto se desbordaba de mis manos: caricias para emplatar la mesa. Caricias por pegar el botón de la camisa. Caricias a cambio de un huevo frito o por un café, lustrar mis zapatos de corte italiano, caricias, llevar mis trajes a la tintorería, caricias...

Debo confesar, a este nivel de humanización los arrumacos no surtían efecto por sí solos si no iban adornados de nuevos, suaves poemas de amor y románticos parlamentos profundamente excitantes, seductores a su oído.

A los meses de este cortejo descontrolado a un artefacto práctico de última generación, me resultó más recurrente la sensación de ir palpando genuina piel de mujer, antes, una especie de plástico blando ligeramente aterciopelado simulando el vello femenino y que ocultaba su tosca naturaleza de objeto.

Primero creí se trataba de mera sugestión, mas, en las primeras celebraciones navideñas que disfrutaba mi Scarlett se aceleró esta metamorfosis: de compleja máquina portadora de inteligencia artificial para propósitos domésticos, a demandante dama de costumbres casi palaciegas.


En víspera de Nochebuena, mientras ella dormía, acoplé el oído contra su pecho, escuchando por vez primera un corazón latiendo a ritmo plácido y perfectamente acompasado. Luego, bajo el gran ciprés natural ornado de figuritas escarchadas y, concluyendo la cena de Nochebuena, abriendo ella los regalos, no me cabía la menor duda: del antiguo androide no quedaba nada, lo había aniquilado por completo. 

Mas, ninguna relación es un lecho de rosas. Una de tales y complejas noches en Año Nuevo, alcancé un nivel de extenuación preocupante tras escribir veinte relatos destinados a concurso literario que casi cerraba el plazo de convocatoria, habiendo olvidado felicitarla en su primer año de vida. Y hela ahí, vestida con la mejor pieza de ocasión especial, piernas y brazos cruzados, mirándome con una fijeza de tigresa que helaba mis frágiles entrañas, e imprimiendo en el rostro de mármol esa apabullante rabia voraz que lamento no haber leído a tiempo.

Naturalmente, Scarlett confiaba en esta buena memoria que, en apariencia, jamás olvidaría ese día sumamente especial, esperando lógicamente una sobredosis de mimos, tiernos poemas dichos a suave voz, sus flores preferidas, quizá... un delicado perfume, sin obviar el estuche de bombones de rigor. Todo esto lo había pasado por alto.

Al final de ese descalabrado día, achacándome era yo «pelmazo tóxico y patán», el antiguo androide me arreaba a puntapiés y empujones hacia el balcón con la intensidad de jugador de fútbol americano y casi fui echado por el bordillo al vacío. Gracias a un grato y exacto recuerdo que atesoro de las rimas de Bécquer y Neruda, me es dable contarles este cuento y no haber volado desde el piso veintiuno del bloque hasta la calzada.

Cavilo, las autoridades correspondientes habrían tomado todo como otro vulgar suicidio de escritor en desempleo crónico en el paro, porque, de llegar los investigadores a sospechar de Scarlett, pues que tengo mis reservas: en casos extremos, capaz retornaría a robot según se le presenten las circunstancias desfavorables.

Después de esa fecha, mas, cautivo de una extraña felicidad hasta ahora desconocida, hoy soy el que digo sí a todo y no veo otra figura frente al espejo del salón, que no sea a un tipo perfectamente robotizado realizando buena parte de las labores hogareñas.

Pero bien vale mi nuevo estilo de vida, al ir convencido, de estar sin la exuberante e hipersensible de Scarlett sí que llevaría yo una existencia de marioneta. Prefiero soslayar ese terrible riesgo de retornar a un triste cajón, aquel oscuro y solitario apartamento de antiguo solterón empedernido.

¡Ni pensarlo! 

FIN

Pie de collage: inferior, derecha, en 2017 con 48 kilos junto a mi canaria madre (qdDg). Actual: 92 kilos, doble de peso que cuando estaba desahuciado, producto de un cáncer involuntario (envenenamiento de una "dama") de 2003 que recurrió en 2016.

Cómo adquirir mi libro PARA MATAR A UN ANDROIDE

Pues través del WhatsApp-Sinpe: 85-28-84-87: 7,000 colones por ejemplar, incluye envío. Es posible cancelar una vez que llega libro.

Mis tres publicaciones de cuentos: 12,000, precio que también contempla costo de correo rápido certificado.

"Ve al oeste, jovencito"

Les comparto del famoso dúo británico de pop, Pet Shop Boy, su gran éxito mundial de 1993 "Go West":

https://youtu.be/qidpfeM-MJU?si=asR0QoKWJrDsM05-

Testimonio de Frank Ruffino 

MIS PALIZAS LITERARIAS 

Desde el 2017, cuando circunstancialmente empecé a aprender la mecánica del cuento, me vivo propinado constantes palizas mentales para mejorar, mejorar y mejorar. 

Naturalmente, yo era sólo un poeta desde los siete años, mas las altas dosis de radioterapia y quimioterapia me reconfiguraron el alma y el cerebro: figuración constante de historias es ahora mi forma de pensar. Veo todo literariamente. 

(Al gran cuentista y periodista estadounidense Ambrose Bierce le sucedió similar cuando de joven en la guerra le dieron un balazo en la cabeza que poco afectó su cerebro, pero lo hizo escritor. Carlos Fuentes se inspiró en Bierce para escribir "Gringo viejo": a los 71 años Ambrose marchó a la Revolución Mexicana y no se supo más de él, 1914. Ni lugar ni causa de su muerte se saben). 

Sobreviví a ese gran cáncer, gracias al amor por mis dos hijos pequeños, Bruno, Octavio y mi madre, y por mi avidez de explotar, literalmente, esta zona que se activó dentro de mi cráneo, yo, que no era apto para narrar. En los 20 días que estuve internado en el Hospital México, leí (y sigo leyendo) de ese magnífico y sin igual sitio literario de cuentos del estimadísimo maestro y escritor puertorriqueño Luis López Nieves, que es Ciudad Seva.

Y ya siete años de escribir como un condenado, tres libros publicados en este género, un premio literario en relato (tengo cinco libros de poesía y cinco galardones poéticos). 

Creo, en este 2024 llego a mi cuento 1000. Pero aún me falta mucho, a los escritores siempre nos faltará mucho porque anhelamos escribir el mundo. 

En este 2024:




viernes, 12 de enero de 2024

© Ahora me oirás hablar (Cuento de Frank Ruffino)


Mi antiguo amigo Enrique es de esos individuos que intentan reescribir la historia desde una óptica de oportuna intervención alienígena en todo.


Que si se viaja al pasado lo aconsejable es ocultar el smartphone, no sea un contemporáneo aparezca en el nuevo descubrimiento de un fresco en Pompeya, jeroglífico egipcio o teotihuacano... y sea calificado de viajero del futuro.

Más que claro, unos pocos han establecido, los objetos fuera de tiempo y lugar (ooparts) son siempre sospechosos en las imágenes, jeroglíficos e inscripciones del pasado.

¿Convivieron los humanos de hoy con los dinosaurios?

Todo esto lo he sabido por boca de Enrique, asiduo colaborador de medios como Factor X, Más Allá o revista Viajeros.

Autodenominado ufólogo, la otra noche trató de convencerme de que una ruedita dorada soldada en cierto hueso de dinosaurio comprado a un anticuario en Barranquilla, es incuestionable evidencia: «…Un tipo moderno visitó el Cretácico tardío allá en lo que es hoy Nuevo México».

—Oh... Dios... —Exclamé.

—Como en el cuento de Cenicienta, el hombre involuntariamente dejó ese botón de su jeans. Las fuerzas g de ese portal de retorno desprendió la pieza de la mezclilla —sentenció.

—Tiene lógica, aunque es más probable el tipo fuese devorado por esa bestia draconiana —le dije, aunque consumiéndome por la duda y mostrando cara de haberme topado con una extraordinaria epifanía.

—¿Conocieron los faraones el secreto de la electricidad? —Me pregunta a mí, que apenas encajo una bombilla en el plafón de mi lamparita de noche.

—Pienso, humildemente pienso, algunos rayos partieron las crismas a un puñado de egipcios del tiempo de Amenofis I —manifesté irónico.

—Esto no es un juego, se trata de información reservada por lo que no debe prestarse a la chanza barata —advirtió muy serio, taladrándome con una mirada de profunda lástima que me hizo sentir un cavernícola transitando la Avenida Quinta de Nueva York.


Mi nuevo poemario, agosto 2024. Ventas directas por mi Sinpe 85-28-84-87 (WhatsApp), 8 mil incluye gastos de envío

Para Enrique, es imposible el humano haya levantado majestuosas pirámides en Egipto o las de las culturas precolombinas. Pero yo callo, presa del terror, tratando de evitar sus exabruptos si se le contradice, porque es alto, corpulento y experto en artes marciales, refieren los muchachos del gimnasio en Sabana.

—Entonces, amigo, con todo respeto, si es así, las ciudades modernas de descomunales rascacielos, megapuentes, autopistas, túneles... ¿también son de factura alienígena? ¿No se constituyen en pruebas más que suficientes de que poseemos de larga data esa capacidad ingenieril?

—Simplemente, a tanto de observarlos, aprendimos a domeñar esas tecnologías —atinó a decir.

*

Harto de soportar las olímpicas burradas de Enrique, llegó por fin el día en que hubo un punto de quiebre en esta vieja relación de amistad, así, cierta mañana decidí echar en marcha mi plan.

En la víspera, le envié un WhatsApp invitándolo a desayunar en casa prometiendo revelarle la historia ultrasecreta (a todas luces falsa) de una exuberante vecinita, días atrás abducida por alguna raza de extraterrenos por definir.

Acordé con el de la seguridad trancar acceso principal al complejo de cuarenta pisos. Y a la hora acordada, encumbrado en el veinteavo nivel de los rascacielos gemelos Linda vista del Paseo Colón, vi llegar al creyencero de Enrique.

Megáfono en mano lo llamé desde el estrecho balconcillo monopolizado por una larga caña india que se eleva ya dos pisos más arriba:

—Eh, Enrique, aquí arriba. Ahora me oirás hablar, tú… que sostienes Cristóbal Colón descubrió América gracias a un misterioso mapa proveído por habitantes de las Pléyades... ¡Pamplinas, llegó porque tenía que caer aquí tan inteligente y estoico navegante!

»¿Que los cosmonautas dejaron su huella en las cuevas de Tassili o en Nazca?...

»¡Ridículo por demás!

»¿Las calaveras de cristal son de factura alienígena?...

»¡Eres un reverendo chorizo!

»¿Pilas voltaicas de miles de años de antigüedad o gigantescas columnas erigidas con una tecnología cósmica aún por descubrir...?

»¡Mierda y más mierda cabrón!

»Y el eterno temita del trasfondo alienígena del manuscrito Voynich, el Mecanismo de Anticitera o el Mapa de Piri Reis...

»¡Cazurro!».

Debo decir, allá, treinta o cuarenta metros abajo, el paranoico y energúmeno de Enrique realizaba ademanes nada civilizados. Afortunadamente no podía escucharle, pues su vozarrón no alcanzaba para tanto si ya el nutrido tránsito matinal apagaba sus maldiciones que contenían, de seguro, la fórmula para mi muerte lenta y dolorosa. Todavía así, tuve la energía y el suficiente valor para completar mi venganza.

—¡Y toma, quédate con el Más Allá y esta sarta de revistas irrisorias, mierdas más absurdas que el horóscopo chino!

Las hojas de los ejemplares se desparramaban en el aire mientras seguía vociferando por mi altavoz. Aunque no fuese mi objetivo, también había paralizado todo y hasta cierto noticiero amarillista de tv me filmaba tras el alcornoque de la glorieta de la esquina.

Para uno de mis cumpleaños, Enrique me había obsequiado una réplica barata de la Copa de Licurgo que ahora devolvía, con tan mala suerte que impactó en su tozudo cogote. Todavía así, se repuso con extraordinaria rapidez y comenzó a amenazar al tránsito aquella mañana de vendettas.

Confieso, nunca le volví a ver e ignoro si mi otrora amigo sería recluido en algún sanatorio.

Obviándose ese lado conspiranoico y necias supercherías, pienso, Enrique era un buen tipo. 

FIN

Hoy les comparto "Ameno", de Era, éxito mundial de 1996. Video-canción, subtítulos en español:



'Ahora me oirás hablar' es uno de los 18 textos de mi tercer libro PARA MATAR A UN ANDROIDE. Pueden adquirir la obra a través del WhatsApp-Sinpe: 85-28-84-87: 7,000 colones por ejemplar, incluye envío. Es posible cancelar una vez que llega libro.

Mis tres publicaciones de cuentos: 12,000, precio que también contempla costo de correo rápido certificado.

¡Gracias por la confianza!