El perro mordió mis manos
porque un vate atrevido
pensaba que sería irresistible
acariciarlo en la noche.
alto y feroz tras los tubos de hierro
donde mis manos en otra lejana
madrugada fueron efusivas
sin consecuencias visibles
y tratando de probar que la valentía
es un escudo respetable.
me leyó el temor sencillamente
porque esa noche,
anteriormente en la cantina,
unos hombres deseaban
linchar mi alma
por no callar desde su jaula.
Perseguían reducirla
pero voló a la calle.
dormí recostado a un ciprés
y soñé que era navidad
con muñeco regalado
al pie del árbol.
***
©Frank Ruffino, inédito, 2005.
Imagen de esta entrada con fines ilustrativos.
Amigo Frank, amigo y poeta.Cuando los poetas perdemos el valor e intentamos crear una poesía inocua, una estéril y vacía de contenido poesía,los perros negros de carbón tienen el derecho de mordernos, sin que nos valgan excusas ni justificaciones. Si llegamos a aceptar nuestra inanidad, nuestra tontería,debemos entonces buscar de nuevo las auténticas raíces y volver a ser fuertes para escribir lo que pensamos, sin vestir la poesía de palabras melifluas y sin contenido, sentarnos al pie del ciprés, no como un muñeco de navidad, sino como un espíritu valiente para absorber la savia de nuestras raíces de autenticidad y de valentía. Podemos también compañar nuestra decsión con un vaso grande de licor de cala de azúcar, por si las musas no se deciden a acompañarnos. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarBello poema.
ResponderEliminarLa Navidad como referente de lo seguro y el perro que huele el miedo. A veces tememos cosas que no son reales, percibimos agresión donde no la hay y al relajarnos nos damos cuenta de que nuestros temores estaban infundados, que no mayores jaulas ni rejas que las que nosostros nos creamos para protegernos de nosotros mismos.
Un abrazo, Frank
Los perros de carbón muerden...
ResponderEliminarEso nos enseña la vida.
La valentía se crece después de una mordida
La una no existiera, sin la otra
Y nosotros nos sumergimos en sus heridas y sus sanaciones, entre ahogos y bocanadas de aire nuevo....
Y algunos afortunados, lo saben dibujar con hermosos versos
Un abrazo fuerte, poeta
Gizz
Yo creo que lo que más duele de la mordida del perro, es el hecho de haber mordido. Cómo si una noche antes lo acaricias, a la mañana siguiente o noche siguiente ¿Te muerde? No es tanto el miedo sino la confianza perdida.
ResponderEliminarMuy buen poema con cierre inesperado y desconcertante. Me gustó.
Saludos cordiales,
Aída
Gracias por alimentar mi espíritu.
ResponderEliminarPoeta amigo Fernando:
ResponderEliminarEste es un pequeño episodio autobiográfico un poco, asumo, pintorezco y bizarro. Muy bien vale tu reflexivo comentario y eso me alegra mucho, porque de estas simples palabras mías te impulsa ese buen pensar tuyo y nos dejas una moraleja de algo que no fue fábula.
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank.
Amiga Laura:
ResponderEliminarComo le dije al estimado poeta Fernando el texto responde a hechos reales, sin embargo, tiene su metáfora y la dilucidas con una claridad meridiana. Un gusto tenerte aquí.
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank.
Estimada Gizela:
ResponderEliminarAtolondradamente colgué este texto de mi "gaveta" de impubicables en libro. Agradado de que él te siente bien.
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank.
Amiga Aída:
ResponderEliminarExacto: pocos sensatos expondrían su mano a un perro así. Lo hice un día ebrio hablándole a "carbón" de mis penas y él acepto de buen grado mis caricias y salió gimiendo a esconderse, y es un can entrenado para no hacer eso y menos para congraciarse con extraños como lo era yo. Ese día, sí, venía agitado del bar porque unos tipejos desean vapulearme porque no paraba de recitar poemas mientras ponían un partiducho de futbol vernáculo por tv, y tuve que darme a la fuga cuando la cosa "se puso color de hormiga" (situación difícil). Contra cuatro hay pocas posibilidades de vencer y menos ebrio.
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank.
Estimada roncahuita:
ResponderEliminarGracias: si te aporté aunque sea una vitamina el texto valió la pena.
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank.
Muy buen poema: El perro, la fidelidad, el árbol, la acogida, la Navidad, infancia...
ResponderEliminarUna realidad, la tuya, vestida de simbolismos.
Siempre me gusta leerte, amigo poeta.
Besos. María.
Poetisa María amiga:
ResponderEliminarTambién iré por tu lugar a empaparme de tus buenos poemas.
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank.
".....anteriormente en la cantina,
ResponderEliminarunos hombres deseaban
linchar mi alma
por no callar desde su jaula.
Perseguían reducirla
pero voló a la calle".
Qué fuerza...me gusta ver que tienes la suavidad y ligereza de una mariposa en tu poesía y a la vez la fuerza de tus ideas es la de varias atmósferas juntas....me gustan tus palabras!!!
Petonets!
Estimadísima Antonia:
ResponderEliminarUn agrado aprecies mis humildes líneas escritas con el costo de vivir esos acontecimientos, como es todo en mi "literatura" si es que existe alguna.
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank.
Es un placer enorme leer tus poesías, llenan el alma, me encanta tu blog es muy lindo leerte.
ResponderEliminarbesitos
Déjame:
ResponderEliminarGracias por apreciar el texto y regresar.
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank.
Hermano: Algo recuerdo de ese año, específicamente de tu mano.
ResponderEliminarBesos,
Rossi.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHas plasmado tantos símbolos en este poema, de pronto se abrieron algunas emociones que inesperadamente me visitan, en verdad maravilla de poema..
ResponderEliminarSaludos
Estimada Mina:
ResponderEliminarUn honor puedas desentrañar símbolos que, incluso, no los puse adrede en ese humilde texto vivencial. Es el infinito misterio de la poesía trascendiendo al poeta.
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank.
Gemela:
ResponderEliminarNo te había visto. Gracias por pasar.
Abrazos,
Frank.
Que envidia de sueño.
ResponderEliminarYo es que debería ir a dormir armado porque mis pesadillas son terribles.
Saludos.
Amigo Poeta Toro:
ResponderEliminarJajaja! Bueno, entonces debes usar una pistola de agua por aquello de las moscas.
Abrazos fraternos en amistad y poesía verdaderas,
Frank.