La mariposa eléctrica danza sobre mi cabeza
en la oscuridad de la habitación.
El poeta de cuerda jamás la atraparía
con un colador,
solo en honor de la mariposa eléctrica
le haría un poema:
Luz alumbrando mi desdicha,
si abro la celosía te irías de mí
y en este sepulcro amargo
hasta mi nariz perdería su cuerpo.
Nada escribo: ni la mariposa eléctrica
ni la libélula de cuerda me inspiran un poema.
El fresco haciendo las veces
del firmamento en mi techo
no tiene reales seres
y hasta los mosquitos cuelgan de móviles
y pican con alfileres sustitutos.
Madre robot me trae,
en sus rígidos brazos brillantes
y duros, los espaguetis ordenados.
Padre robot hace arreglos en el tejado,
el perro robot ladra a los seres
de carne y hueso que se detienen
a curiosear por los resquicios de la valla:
ver este mundo perdido
en pleno centro de sus vidas
es algo exótico.
Devoro los fideos lengua de pájaro.
Enciendo la tv y nada es cierto.
Seguidamente despierto en el programa
de la una en punto y veo desde el aparato
que rocky dejó una gracia
de negro aceite en mi sábana.
Una tormenta me saca del aire
y reconvengo a la mascota de lata.
La mariposa eléctrica danza sobre mi cabeza
en la oscuridad de la habitación.
El poeta de cuerda jamás la atraparía con un colador,
solo en honor de la mariposa eléctrica
le ha escrito este poema.
(2009, inédito)
Hola, Frank, gracias por tu comentario en mi blog. He echado un vistazo a tus poemas y me gustaría incluir uno, (éste), en los contenidos de Delirio, una revista cultural digital que dirijo. La entrega del siguiente número está al caer, espero que me dé tiempo a meterlo en esta edición si me das tu permiso.
ResponderEliminarMe ha gustado tu blog. Mucho.
Saludos y abrazos.
Sí, amiga, gracias por devolver visita. Por supuesto: toma el que desees y reprodúcelo en tu revista.
ResponderEliminarAbrazos y besos,
Frank