(1)
Yo sé que mis genuinos padres
son minerales;
que nací en un lugar y tiempo
desconocido del Universo:
San José 1965 después
del alienígena vapuleado en un cruz
no me dice nada,
no me ponen esos datos arreglados
y esta ciudad furiosa y etílica
en situación de saber
qué había antes del Big Bang
y porqué después de él todo esto así.
Por eso solo voy con la poesía
sosteniéndome en vuelo precario
de vaso en vaso en nombre de la nada,
haciéndole honor a esa confusa cadena
de infinitos acontecimientos
que me han traído aquí;
que me han traído aquí;
y ahora me endilgan un nombre falso
y perdedor, un lugar de nacimiento,
que soy poeta por andar todo cortado
con el alma como una tubería
municipal a chorro vivo,
que soy muy autobiográfico
cuando les he recalcado
lo absurdo de los nombres,
de los arraigos, de dios o sus colegas,
del tonto amor incondicional
que para nada sirve, de los paraísos
ofrecidos como premios
de consolación para echar
a los disminuidos espirituales
de consolación para echar
a los disminuidos espirituales
cuando ya estén muertos
y no puedan venir
de su vertedero a reclamar
de su vertedero a reclamar
el gordo que los audaces
disfrutan placenteramente.
No pasan por aquí los buenos carpinteros
Alguien seguro subió
Soy una escalera rota
Yo sólo camino y troto
en mi pequeña habitación urbana
decantado por el verso,
la abeja y el crisantemo.
(2)
© SOY UNA ESCALERA ROTA
Soy una escalera rota
tirada en un solar cogido
por alimañas
y despojos humanos.
No pasan por aquí los buenos carpinteros
ni los niños atrevidos.
Soy una escalera rota puesta
a podrir a la intemperie.
Alguien seguro subió
por mis versos
y ha hecho como quien
borra el camino:
faltan peldaños,
polillas hincan en sus costados
y ahora un ogro leñador
ha salido al paso.
Soy una escalera rota
tirada en un solar cogido
por alimañas
y despojos humanos.
***
© "Náralit" (poemas y antipoemas). 2003.
Estos dos textos los publiqué en mi otro blog "Justicia poética", pero nadie dejó su huella. Espero que aquí hinquen sus colmillos venenosos en más de uno -a-.
Estos dos textos los publiqué en mi otro blog "Justicia poética", pero nadie dejó su huella. Espero que aquí hinquen sus colmillos venenosos en más de uno -a-.